sábado, 16 de noviembre de 2013

Los fantasmas del palacio negro.

El palacio de Lecumberri.
En el corazón de la Ciudad de México se localiza el Palacio de Lecumberri, también conocido como "El Palacio Negro"; un ominoso edificio que antiguamente fue una penitenciaría inaugurada en el año de 1900 por el entonces presidente Porfirio Díaz. El edificio sirvió como cárcel hasta el año de 1976, y llegó a contar con hasta 3800 internos distribuidos a lo largo de 804 celdas; y entre los cuales se encuentran personajes conocidos como el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, Ramón Mercader, el asesino de León Trotsky; José Revueltas, el compositor mexicano Juan Gabriel y el escritor William Burroughs.
Lecumberri fue la prisión más temida del país; y no era raro saber de torturas, violaciones, asesinatos y abortos en el interior de ella; debido a que en algún momento funcionó como una cárcel mixta.
En la actualidad, el palacio negro es sede del Archivo General de la Nación; pero su oscuro pasado aún resuena en la infinidad de historias de horror sobre encuentros con espectros de los tal vez cientos de muertos en el interior de sus paredes.
La torre de vigilancia central.
En el interior de la sombría construcción se habla de eventos paranormales que van desde sombras y figuras fantasmales merodeando los pasillos, espíritus chocarreros, gritos e incluso el llanto de un bebé; hasta la imagen de un anciano que aparece cargando archivos bajo el brazo, solo para desvanecerse cuando se intenta hablar con él; un médico fantasma que interrumpe a los guardias durante la noche en busca de un empleado inexistente; la aterradora aparición de un preso ahorcado, el cual se manifiesta colgado de una cuerda hecha con cobijas; e inclusive un charro negro que deambula en el auditorio, siempre acompañado de gritos, lamentos y chillidos infernales.
Pero la más espeluznante (y conmovedora a la vez) historia es la de un fantasma conocido como Don Jacinto, la cual es narrada por un antiguo trabajador del lugar:

"Era una noche común, casi como cualquier otra,. Yo estaba terminando de limpiar las oficinas de la recepción que era la que siempre dejaba al último de cada pesado día de trabajo., porque siempre era también, el último lugar en el que la gente que trabajaba allí, pasaba los últimos momentos de su jornada.
Levante unas pequeñas basuras que quedaban en el piso y pase el trapo para limpiar el suelo por todo el lugar, para después llevar todas mis herramientas de trabajo a una pequeña bodega donde guardo mis cosas.
La bodeguita estaba al final de un pasillo largo, se podía escuchar el eco con cada sonido que emergía del silencio, no era la primera vez que pasaba por ese lugar y sin embargo, no me había podido familiarizar con los escalofríos que sentía cada vez.
Esa sensación se hacía más fuerte cada día que pasaba. Esa noche, había terminado más tarde que de costumbre, cuando comencé a caminar por el largo corredor, escuche un largo suspiro, que la verdad, me hizo saltar del susto, pero por más que giré la cabeza para ver si había alguien, no pude ver nada, me quedé sugestionado y no pude estar en calma de ahí en adelante, solo salí y me fui a mi casa a descansar.
Jamás, en los 3 años que llevaba trabajando allí, había escuchado algo así, aunque los compañeros que tienen más tiempo, me decían siempre y con mucha certeza de que en el palacio, espantaban.
Los siguientes días, seguí escuchando los suspiros, pero no me sentía con la confianza de contárselo a alguien, ni a mi familia ni a mis compañeros de trabajo, quizás por que sabía que se burlarían o porque finalmente, alguno de ellos me estaría gastando la broma. Quizás también podrían decir que me estaba volviendo loco y hasta me podrían correr, perder el trabajo era un lujo que nunca he podido tener y en ese momento ni lo deseaba, una semana después de que escuché el primer suspiro, me llevaría el peor susto de mi vida, trabajaba en el turno nocturno.
Al caminar por el corredor sin mucha luz, escuché el suspiro nuevamente y rápidamente me volví sobre mis pasos: Había un hombre sentado en la silla de la recepción, al caminar hacie él, vi su rostro demacrado, mi corazón sintió una opresión y el estómago me dio vueltas, un temblor se apoderó de todo mi cuerpo y mis rodillas se negaban a flexionarse para dar el siguiente paso, sin embargo seguí, a pesar de que podría desmayarme en cualquier momento, a pasos muy lentos, me fui acercando al extraño personaje.
Quien es usted?  Cómo entró aqui? Que desea? preguntaba mientras el miedo se apoderaba también de mi voz y me hacía tartamudear y hablar muy quedito.
Aquel hombre me clavó una mirada muy triste y suspiró, con indiferencia agachó la cabeza y se encorvó un poco, volvió a suspirar.
No vino o tra vez, me dijo en tono hastiado
No vino quien? Le pregunte
Amalia ... No vino Amalia, No la ha visto usted?
La curiosidad pudo más que mi miedo y me atreví a preguntar: Quien es Amalia? Trabaja Aquí?
Amalia es mi esposa.
Como en una película que has visto por segunda o tercera vez, me comencé a dar cuenta de ciertos detalles: llevaba un uniforme gris, sucio, gastado. Era un uniforme antiguo, quizás de 1940,  no parecía ser un ente sobrenatural, solo un viejo hombre, triste, cansado y solitario.
Por que está usted aquí a estas horas? Ya se han ido todos. Voltee un instante para poner en el suelo una cubeta que traía en la mano al mismo tiempo que recargaba el trapeador en la pared, mientras intenté hacerle otra pregunta: Trabaja usted a ...?
Al volver la vista ya no estaba. Sentí, ahora sí de a de veras, que me iba a desmayar, me tuve que apoyar en la pared para no perder el equilibrio, mientras revisaba con la mirada, cada rincón de la recepción. Aquel hombre se había esfumado, sin hacer ruido, inexplicablemente, sin haber cruzado por alguna puerta cercana yo estaba en el acceso más próximo y era tan largo que es imposible que hubiera pasado corriendo sin que yo lo hubiera visto.
Sin embargo, corrí a las puertas que estaban en la recepción, confirmando que estaban todas cerradas con llave y candados, gruesos candados. Aunque hubiera tenido llaves, no hubiera sido posible que tan delgado y tan enfermo como se veía, hubiese sido tan rápido como para abrir el candado y la chapa y aunque así hubiera sido, Cómo diablos volvió a cerrar los candados por dentro!?
Después de esa ocasión, nunca fue más difícil volver a trabajar en el turno nocturno, la sugestión y mi miedo, me jugaban muy malas pasadas a menudo y comencé a enfermarme de los nervios. Las sombras parecían cobrar vida y el frío de las paredes de la penitenciaría me provocaba un extraño sudor que corría desde mi nuca y a lo largo de la espalda. No obstante, pasaron varios días sin que algún incidente similar al anterior me sorprendiera.
Una noche no pude más y le pedía a martita -la señora que tenía copia de las llaves donde se guardan los registros- que me diera acceso a esos papeles, contándole por supuesto la historia que estaba viviendo.
Después de buscar por más de 3 horas en los viejos archivos, vi su fotografía, era él, se llamaba Jacinto y a grandes rasgos les contaré su triste historia: Le apodaban el venado porque su esposa le había engañado con su compadre y le habían puesto el cuerno, además lo venadearon. El compadre y la esposa infiel planearon un robo y un asesinato, ellos robaron y mataron a una señora muy rica que había contratado a Jacinto para que trabajara en su casa como albañil. Al darse cuenta de que esa señora tenía mucho dinero, entraron a la casa usando el juego de llaves de Jacinto y después de robar joyas y cosas de valor, le encajaron un martillo, tomado de la herramienta de Jacinto- en la cabeza no una, sino varias veces.
En un largo juicio, la esposa atestiguo contra Jacinto alegando que había planeado todo, El vendo no quiso que su esposa fuera a la cárcel, así que aceptó los cargos, con la falsa promesa de Amalia de amor eterno.
Cada viernes, Jacinto esperó la visita de su mujer, pero nunca más la volvió a ver. Solo dos meses estuvo preso Jacinto pues el último viernes que esperó a Amalia sin éxito, se quitó la vida, colgándose del barandal del segundo piso del pabellón cuatro.
Al regresar, ya de madrugada a la recepción y después de tomar un cafecito con martita, al caminar por el pasillo que era bañado por un solo amarillento foco de 40 watts, vi a Jacinto en la silla, esperando a Amalia.
Me acerqué lentamente y con temor, pero sin miedo me senté a su lado, el me vio con su mirada triste y me volvió a preguntar por Amalia. Amalia ha muerto, le dije casi en forma automática. El volteó a verme pude ver sus ojos de cerca, ahora sé que la expresión triste era dada por la forma de sus cejas y su frente, pues No tenía ojos!!.
Levantó la vista hacia el cielo y sus brazos se abrieron para después ponerlos en el respaldo de la silla, yo me caí pues con su movimiento, instintivamente me eché para atrás, Su boca se fue abriendo mientras un grito espeluznante salió de su garganta formando un horrendo NOOOOOOOO.
Su cuerpo se empezó a hacer como de humo gris y lo comencé a perder de vista, se empezó a esparcir por la habitación y un olor terrible inundó la pequeña oficina, en ese momento el pequeño foco del corredor explotó y me quedé casi a oscuras, iluminado por las torretas de las torres de vigilancia y quizás, no lo recuerdo bien, por alguna linterna de los guardias que pasan haciendo sus rondas.
Esa fue la última vez que vi a Jacinto, después de un mes me ofrecieron un trabajo como intendente en Palacio de Gobierno y salí de las frías paredes de Lecumberri para siempre, pero nunca olvidaré que en mi estadía, conocí a un fantasma que creía estar vivo y su única esperanza para continuar entre nosotros, era volver a ver a Amalia."
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La mujer en mi casa.

(tomado de /x/)
"Hola, /x/. Primera vez que escribo.
No creo en fantasmas, demonios o cosas así; pero no diré más sobre mis creencias.
Los últimos días he visto ALGO en mi casa. Aparece como una mujer... no el cliché de la viejita espeluznante en una mecedora o una típica niña sujetando una muñeca. Es una mujer regular, aproximadamente de unos 30 años más o menos. No daré detalles de su apariencia, más allá de que se ve más o menos transparente.
Cuando aparece, sale de la nada; justo a un costado de mi visión. Solo se queda ahí. Nunca se me acerca, ni se aleja demasiado. Solo aparece al otro extremo de la habitación donde estoy. Se queda ahí, mirándome... sin moverse, sin atravesar las paredes o alguna cosa fantasmal. Esto ocurre en espacios de 20 minutos más o menos, y nada más cuando estoy solo. Mi perro ni siquiera la ve, mucho menos se alarma. Y ella jamás aparece cuando hay alguien más. Me da demasiado miedo siquiera verla directamente.
Como dije... solo son visiones ocasionales en las orillas de mi campo visual.

No quiero reconocer directamente que está ahí, pero me ve de forma que sabe cuando voy a intentar mirarla disimuladamente. Nada de esto me había pasado antes. Tengo 25 años y jamás me habían "asustado". Nada siquiera remotamente espeluznante me había pasado hasta ahora.
Hasta donde sé, mi casa no tiene una historia trágica o algo por el estilo; así que dudo mucho que sea un fantasma vengativo que quiere matarme por vivir en su casa. Ni siquiera tengo un espacio bajo la casa, así que tampoco puede haber cadáveres ocultos, amigos.¿Qué mierda hago al respecto? No soy demonólogo o cazafantasmas. Solo no quiero cagarla y hacer que esta cosa se enoje y me mate, o sienta unas súbitas ganas de quemar mi casa o comerse a mi perro. Ayúdenme. No sé como funciona esto."

La Rectoría de Borley

 La Rectoría Borley en 1892.
En la larga historia de las islas británicas, mucho se ha hablado de lugares embrujados. De los castillos de Escocia, a los bosques de Irlanda y las calles de Londres; las islas cuentan con una infinidad de historias de fantasmas, espectros y apariciones a lo largo de cientos de años; pero hay una en específico que fue catalogada como "la casa más embrujada de Inglaterra"; superando a lugares como el Castillo de Windsor, la Torre de Londres o los laberintos subterráneos construidos bajo Edinburgo.
Hablamos pues, de la historia de la Rectoría Borley.

La Rectoría Borley fue una mansión victoriana construida en 1862 para servir de hogar al rector de la Iglesia Borley y su familia. La casa, una gigantesca mansión gótica en la villa de Borley, Essex; contó con una historia de apariciones y sucesos paranormales desde que se le construyó: reportes que se multiplicaron súbitamente en el año de 1929, tras que el Daily Mirror publicó la narración de una visita hecha por el investigador paranormal Harry Price; quien escribió dos libros en los que daba detalles dramáticos de actividad sobrenatural.
Los primeros eventos ocurrieron en 1863, cuando unos cuantos locales reportaron haber escuchado pasos inexplicables dentro de la casa. El 28 de julio de 1900, las hijas del rector Henry Dawson Ellis Bull; dijeron haber visto lo que pensaron que era el fantasma de una monja durante el anochecer, a treinta y siete metros de la casa; pero que desapareció una vez que intentaron acercarse para hablar con ella.
La organista local dijo posteriormente que la familia que habitaba la rectoría se encontraba "muy convencida de haber visto la aparición en varias ocasiones". Otras personas en el lugar reportaron haber visto una carroza fantasmal manejada por dos cocheros sin cabeza a lo largo de las décadas siguientes. Henry Dawson Ellis Bull murió en 1892, y su hijo, el Reverendo Harry Bull; ocupó su lugar ese mismo año.
Una supuesta foto de la Monja Gris de Borley.
La Monja Gris de Borley.
Además de decenas de reportes sobre actividad poltergeist, entre los fantasmas de Borley se encuentra la famosa monja espectral que ha sido observada por varios testigos a lo largo de los años. Su historia se presume es la de una monja que fue apresada, condenada y asesinada tras entablar un amorío con un monje de un monasterio cercano. Se cree que la monja fue emparedada viva entre las paredes de una construcción de la que se hallaron ruinas en el sótano de la rectoría.
Ethel Bull y sus hermanas Freda y Mabel, hijas del Reverendo Henry Bull; aseguraron que una tarde de junio tras volver de una fiesta de jardín, las tres vieron simultáneamente la figura de una monja caminando lentamente al otro lado del césped. Se sorprendieron, ya que si bien habían visto la aparición durante el ocaso en infinidad de ocasiones; jamás la habían visto a plena luz del día. Ethel Bull corrió a la casa para que su cuarta hermana pudiera ver el fenómeno, y así las cuatro presenciaron como la figura gris continuaba su lento andar a lo largo del prado. Conforme se acercaba a los árboles que rodeaban el jardín, desapareció gradualmente hasta desvanecerse del todo.
Esta aparición fue vista durante casi 50 años por más de 20 personas. En una ocasión, un invitado de los Bull que no sabía sobre la historia; llegó a la rectoría hablando sobre una monja que había visto en el jardín. Hay gente que sostiene que la aparición fue vista por última vez unas semanas antes del incendio final de la rectoría. En el jardín hay incluso un área llamada "El Camino de la Monja", donde se supone que aparecía junto a un muro bajo de piedra y caminaba a lo largo del pasto, para desaparecer entre los árboles que separaban este del camino.
Walter Bull, otro hijo del Reverendo; reportaba que escuchaba frecuentemente pasos siguiéndolo cuando caminaba en el camino; mismos ruidos que fueron reportados por aldeanos que por lo regular se rehusaban a pasar cerca de la rectoría al anochecer.

El Cráneo.
El 9 de junio de 1928, el rector de entonces; Henry Foyster Bull, murió y dejó vacante la rectoría. Al año siguiente, el 2 de octubre; el Reverendo Guy Eric Smith y su esposa se mudaron al edificio. Poco después de habitarlo, la señora Smith se encontró con un paquete de papel café mientras limpiaba una alacena. Al abrirlo, notó con horror que dentro se hallaba el cráneo de una mujer joven; y al cabo de unos días después, comenzaron a reportar una variedad de incidentes como la campana de los sirvientes repiqueteando aún estando desconectada, luces que aparecían fuera de las ventanas y pasos inexplicables en toda la casa.
La señora Smith también dijo haber visto un carruaje jalado por caballos durante la noche. Los Smith contactaron al Daily Mirror, suplicando una cita con la Sociedad de Invastigación Psíquica (SPR, del inglés 'Psychic Research Society'). El 10 de junio de 1929, el periódico envió un reportero que prontamente escribió el primero de una serie de artículos que detallaban los misterios de Borley.
Pryce mismo reportó haber encontrado fenómenos nuevos como piedras siendo arrojadas, la destrucción de una vasija y otros objetos; así como 'mensajes espirituales' ejecutados mediante toquidos desde la parte trasera de un espejo. La señora Smith acusó a Pryce de haber causado los eventos, ya que él se presentaba como un conjurador experto.
Los Smith abandonaron Borley el 14 de julio de 1929, y la parroquia encontró muchas dificultades para hallar a un reemplazo gracias a los eventos paranormales de la rectoría.

La experiencia de los Foyster.
Al año siguiente del desalojo de Borley, el reverendo Lionel Algernon Foyster y su esposa, Marianne; se mudaron a la casa con su hija adoptiva, Adelaide. Foyster escribió un registro de los sucesos ocurridos entre el 16 de octubre de 1930 y el abandono de la casa en 1935; el cual envio a Harry Pryce. Entre los acontecimientos descritos se hallan toquidos del timbre, ventanas siendo reventadas, rocas y botellas arrojadas, escritos en los muros y una ocasión en que su hija fue encerrada en una habitación sin llave.
Sin embargo, Marianne Foyster fue la más afectada, ya que en una ocasión fue arrojada de la cama durante la noche, abofeteada por manos invisibles, forzada a esquivar objetos que le eran arrojados constantemente e inclusive casi fue sofocada con un colchón. A esto se le sumaban una serie de mensajes escritos en las paredes, que usaban frases como "Marianne, por favor consigue ayuda" y "Marianne misas y plegarias"; y por esto, Pryce concluyó que al menos uno de los espíritus atrapados en la casa sentía simpatía hacia Marianne.
Adelaide fue atacada en una ocasión por "algo horrible", y cuando el reverendo Foyster quiso conducir un exorcismo; fue herido por una piedra del tamaño de un puño que le golpeó el hombro.

Las entidades.
Los Foyster abandonaron la casa en octubre de 1935, y Harry Pryce logró rentar el lugar durante un año. Contrató un grupo de 48 estudiantes para observar y reportar cualquier fenómeno sobrenatural; hasta que en marzo de 1938, Helen Glanville condujo una sesión espiritista. Pryce sostenía que Glanville logró contactar a dos espíritus: el primero de una joven monja llamada Marie Lairre, que fue asesinada en la rectoría. Sus respuestas fueron consistentes con la leyenda de la Monja Gris que había sido vista por años; y se identificó como una monja francesa que decidió abandonar su orden y casarse.
Pryce se convenció de que esta monja era la que había sido vista por generaciones, y que estaba forzada a vagar sin descanso en busca de un entierro. Pryce eventualmente encontró reportes de que el novio de la monja era Henry Waldengrave, el dueño original de la mansión; y se convenció de que las escrituras en las paredes eran mensajes de auxilio enviados por el espíritu.
El segundo espíritu fue el que condujo la mayor parte de la actividad paranormal; y su nombre de acuerdo con los médiums, era Sunex Amures. Este espíritu predijo que la rectoría ardería y que se hallarían en sus ruinas los huesos de una persona asesinada. La predicciones de este ser, Sunex Amures; eventualmente ocurrieron durante febrero de 1939; cuando el dueño de la rectoría derramó sin querer el contenido de una lámpara de aceite y la construcción se consumió en un incendio. Harry Pryce investigó los sótanos de la casa y dio con dos huesos pertenecientes a una mujer joven.
Búsquedas posteriores en los 3 años siguientes se toparon con resultados negativos; y hasta estos días, se cree que tanto la rectoría como la iglesia de Borley siguen embrujadas.

sábado, 31 de agosto de 2013

Yara-Ma-Yha-Who

El Yara-ma-ya-who es una criatura del folklore australiano; y es descrito como un hombre de color rojo, de aproximadamente 1.20 metros de alto, con una gran cabeza y una boca enorme y desdentada. Las puntas de sus dedos presentan ventosas como las halladas en los tentáculos de un pulpo, y son usados para hacer algo más que sujetarse a las ramas de los árboles; también son su principal fuente de ataque, que consiste en adherirse a su víctima y succionar la sangre de esta con gran facilidad.

Este peculiar y extravagante vampiro australiano habita en las copas de los árboles, donde permanece quieto hasta que un viajero confiado aparezca y decida descansar a la sombra del árbol. Entonces, el Yara-ma-yha-who se deja caer del árbol en forma similar al Drop Bear; sorprendiendo a la víctima y adheriéndose a ella con las ventosas en sus dedos para chuparle la sangre. De la cual deja lo suficiente para que la víctima permanezca con vida, más incapaz de escapar; con el fin de que el vampiro pueda alimentarse de ella posteriormente.
Otro método de ataque consiste en dejarse caer al piso, tirarse de cara y arrastrarse sobre su panza como un lagarto o una serpiente; y engullir a la presa por completo. Una vez habiendo hecho esto, el Yara-ma-yha-who se pone de pie y baila de forma extraña para intentar digerir a su presa. Luego de un rato, el vampiro toma algo de agua y escupe a la víctima, que aún permanece viva. Si el Yara-ma-yha-who falla al completar este extraño ritual, entonces es asesinado por el espíritu del árbol que habita, y transformado en un hongo.
Si una víctima intenta fingir su muerte, el Yara-ma-yha-who la pondrá a prueba. Primero caminará alejándose del cuerpo, y luego girará rápidamente; la picará con un palo o inclusive comenzará a hacerle cosquillas bajo la barbilla y los brazos. Si la víctima logra hacerse el muerto, el Yara-ma-yha-who se retirará a un punto en el cual se sentará y esperará a que la víctima de rastros de vida. Eventualmente, el monstruo tendrá la necesidad de encontrar un árbol o arbusto y dormirse; y es aquí que si la presa sigue con vida y tiene energías, puede intentar correr. Si el Yara-ma-yha-who se despierta y empieza a perseguirlo, para una víctima será fácil dejarlo atrás; ya que la criatura tiene un andar lento y similar al de un ave de corral.
Si la víctima no se escapa del Yara-ma-yha-who luego de ser regurgitada, es devorada completamente una segunda vez. Y esta vez también es vomitada, pero ahora es más corta y su piel un poco rojiza. Si luego de eso es devorada una tercera vez, la presa será más y más pequeña y roja, con piel suave como la de la criatura. Eventualmente, el Yara-ma-yha-who la devorará y vomitará las veces necesarias para convertirla en una criatura igual.
En otras historias, el Yara-ma-yha-who vomita a sus víctimas solo dos veces y se va; pero si el sabor de una le agrada, puede consumirla de forma repetida hasta que logre transformarla en un Yara-ma-yha-who.

El Yara-ma-yha-who fue ideado como un 'boogie' para asustar a los niños e impedir que deambulen en el campo, y al igual que el Drop Bear; es una bestia mitológica creada para disuadir a los pequeños y a los viajeros de pararse bajo las ramas de árboles grandes, las cuales pueden llegar a caerse repentinamente.

martes, 20 de agosto de 2013

El Hada de los Dientes

Hada de los dientes, hada de los dientes...
Uno de los grandes misterios sobre la Segunda Guerra Mundial es el del oro nazi, también conocido como "Raubgold"; u oro robado. El régimen nazi de Adolf Hitler tenía una política de usar los bienes de sus víctimas para financiar el esfuerzo de guerra, recolectando objetos como anillos de compromiso, relojes, joyas y dientes de oro para fundirlo y convertirlo en grandes lingotes de oro que eran enviados a bancos en el extranjero a cambio de dinero.
Y es aquí donde comienza la historia del "hada de los dientes".
En algún punto de comienzos de la Segunda Guerra Mundial, una mujer cuyo nombre permanece desconocido; entregó a su hijastra a la policía secreta de Berlín; bajo la excusa de que la niña era judía. Sin testigos que desmintieran la historia de la madrastra; la niña fue detenida y enviada a uno de los campos de concentración.
La niña acabó en un área del campo donde fue asignada al trabajo de arrancar los dientes a los muertos acumulados por el exterminio sistemático conducido por los nazis; con el fin de recolectar las amalgamas y dientes de oro y plata. Además, fue violada constantemente por oficiales y soldados nazis ya que era la única mujer trabajando en el área... hasta que cometió el error de atacar a uno de los encargados de la zona, lo que terminó costándole la lengua y un ojo.
Con el tiempo, la chica se volvió loca por el maltrato y lo inhumano de su trabajo; por lo cual a finales de la guerra, muchos de los sobrevivientes rescatados por los aliados tras la derrota de los nazis, juraban haber visto en múltiples ocasiones a una joven que reía como maniática sobre los hornos usados para quemar a la gente, siempre con una sonrisa demencial y enferma; observando enloquecida a su alrededor con ese único ojo.
Con el tiempo, la historia de la chica se convirtió en un poema que reza más o menos así:

Original:
Tooth Fairy Tooth Fairy,
Poor little girl that's not so merry.
Was picked for a Jew,
When her tongue she was made to chew,
And so the Nazis did sew,
Closed her little eye.

And now she does cry,
As does she pry,
The teeth so shiny,
In her hands so tiny,
For all the gold and silver bits,
As she shivers and fits,
While the uniformed men paw her with their grimy mits.

Pray you do not see her,
Or you'll pay the pied piper.
Her red eye haunting,
Her vicious smile taunting,
As she rips your teeth out,
Make sure not to pout,
And never doubt,
That she can see in the dark...

Traducción:
Hada de los dientes, Hada de los dientes,
Pobre niña pequeña nada alegre,
Fue elegida por judía,
Y su lengua le hicieron morder,
Y los nazis pudieron coser,
Cerrado su pequeño ojo fue.

Y ahora ella llora,
Mientras ella arranca,
Esos dientes tan pequeños,
En busca de esos trozos de oro y plata,
Y tiembla y se retuerce,
Mientras los de uniforme la tocan con sus sucios guantes.

Ora por no verla,
O pagarás un gran pecio.
Su ojo embrujante y rojo,
Su sonrisa viciosa y retadora,
Mientras te arranca los dientes,
Y nunca dudes, 
De que en la oscuridad puede observar...

La maldición de Amityville

El 112 de Ocean Avenue en los años 70.
En el mundo de lo sobrenatural, uno de los casos más espeluznante es sin duda el de la Maldición o el Horror de Amityville; una serie de eventos paranormales ocurridos en la primera mitad de la década de 1970; que se convirtieron en todo un fenómeno mediático.
Ronald DeFeo Jr.
 El Inicio.
El miércoles 13 de noviembre de 1974, Ronald DeFeo Jr. entró al Henry's Bar en el poblado de Amityville, Nueva York; diciendo "¡Deben ayudarme! ¡Creo que a mis padres les dispararon!"
DeFeo y un pequeño grupo de pobladores fueron a su hogar en el 112 de la Avenida Ocean; localizada cerca del bar; y efectivamente hallaron los cadáveres de los padres del muchacho. Tras una rápida llamada a la policía, una investigación en el resto de la casa encontró a todos los demás miembros de la familia muertos en sus camas. Los DeFeo y cuatro de sus hijos, fueron hallados muertos sobre sus camas, con heridas ocasionadas por un rifle Marlin 336C; y se determinó que habían sido asesinados aproximadamente a las tres de la mañana.
Así comenzó uno de los casos más violentos y extraños en la historia de Nueva York: el 'terror de Amityville'.
Ronald DeFeo Jr. fue llevado a la estación de policía local para su propia protección tras sugerirle a la policía que los asesinatos habían sido cometidos por un matón a sueldo de la mafia llamado Tony Mazzeo. Sin embargo, una entrevista con DeFeo en la estación expuso serias inconsistencias sobre su versión de los eventos; y al día siguiente confesó haber cometido los asesinatos por sí mismo, mientras que Mazzeo fue exonerado tras haberse encontrado fuera del estado al momento de los asesinatos. DeFeo le dijo a los detectives que "Una vez que comencé, no pude parar. Pasó muy rápido." Admitió haber tomado un baño, cambiado sus ropas y tirando cualquier posible evidencia como su ropa manchada de sangre, el rifle Marlin y los cartuchos mientras se iba al trabajo.
El juicio a DeFeo comenzó el 14 de octubre de 1975. Su abogado montó una rápida defensa clamando demencia; y DeFeo dijo que mató a su familia en defensa propia porque los había escuchado tramar algo contra él. El argumento de la demencia fue apoyado por el psiquiatra defensor Daniel Schwartz, mientras que el acusador, el Dr. Harold Zolan, mantenía que aunque DeFeo usaba heroína y LSD; tenía un desorden de personalidad antisocial y estaba consciente de sus acciones durante el crimen.
El 21 de noviembre de 1975, DeFeo fue hallado culpable de seis asesinatos en segundo grado, y el 4 de diciembre; el juez Thomas Stark lo sentenció a seis cadenas consecutivas de 25 años en la cárcel.
DeFeo se halla actualmente en la Instalación Correccional Green Heaven en Beekman, Nueva York; donde todas sus apelaciones  han sido denegadas.
La portada del libro escrito por Jay Anson.
El Horror de Amityville.
El domicilio permaneció desocupado por poco más de un año desde los asesinatos, hasta que en diciembre de 1875; George y Kathleen Lutz la compraron por el precio módico de $80,000; y se mudaron al hogar el 19 de diciembre de ese mismo año; disfrutando el hecho de que la casa aún contenía los muebles de los DeFeo, que fueron comprados por $400 como parte del trato de compra.
Un amigo del matrimonio, que sabía de la historia de la casa; insistió que se bendjera, y George contactó a un sacerdote católico que accedió a conducir el ritual. El padre Mancuso (nombre otorgado por el autor del libro 'el Horror de Amityville') era un abogado, juez de la corte católica y psicoterapeuta que residía en la rectoría local del Sagrado Corazón; y reportó haber escuchado una voz masculina que le dijo que 'se largara' cuando comenzó a esparcir el agua bendita necesaria para el rito. Mancuso jamás hizo mención de esto a los Lutz, hasta que la mañana del 24 de diciembre llamó a George para informarle que se alejara de la habitación en el segundo piso donde había oído la voz; pero la llamada fue interrumpida por una súbita estática en la línea.
Posterior a su visita a la casa, Mancuso supuestamente desarrolló una fiebre altísima y ampollas en sus manos similares a los estigmas de Cristo. Al principio, George y Kathy no experimentaron ningún suceso inusual; pero al hablar después sobre sus experiencias, fue como 'si hubiesen vivido en casas distintas'.
Algunas de las experiencias vividas por los Lutz son las siguientes:

-George Lutz despertaba a las 3:15 de la madrugada y revisaba la casa para botes. Luego se enteró de que aproximadamente a esa hora fueron cometidos los asesinatos de los DeFeo.
-La casa estaba plagada por enjambres de moscas pese al frío clima de invierno.
-Kathy tenía pesadillas vívidas sobre los asesinatos, y descubrió el orden en que ocurrieron; así como las habitaciones donde tuvieron lugar. Los niños Lutz también comenzaron a dormir boca abajo, de formas imilar a como fueron hallados los cuerpos de los DeFeo.
-Kathy tenía una sensación constante de ser 'abrazada' de forma amorosa por una entidad invisible.
-George descubrió una pequeña habitación oculta tras un anaquel en el sótano. Las paredes estaban pintadas de rojo, y la habitación no aparecía en los planos de la casa. Llegó a ser conocido como "El Salón Rojo". Este lugar tenía un profundo efecto en el perro, Harry; que se rehusaba a ir cerca de él y temía como si estuviera sintiendo algo ominoso.
-Había puntos fríos y olores a perfume y excremento en áreas de la casa donde no había corrientes o tuberías a las cuales pudiera atribuirse el origen.
-Al avivar el fuego de la chimenea, George y Kathy vieron la imagen de una criatura demoniaca a la que le faltaba la mitad de la cabeza. La efigie se quedó grabada con ceniza en la parte posterior de la chimenea.
-Missy, la hija de cinco años de los Lutz; desarrolló a un amigo imaginario llamado "Jodie"; una criatura demoniaca similar a un cerdo con brillantes ojos rojos.
-George despertaba al escuchar la puerta frontal siendo azotada. Corría rápidamente para ver quién había entrado y solo encontraba a su perro dormido frente a la puerta. Nadie más escuchaba el ruido, a pesar de que George aseguraba que era lo suficientemente fuerte para despertar al resto de la familia.
-George escuchaba lo que describía como "una banda de guerra practicando" o lo que sonaba como un radio-reloj con mala sintonía. Al bajar a la sala, el ruido desaparecía.
-George se percató de que era parecido a Ronald DeFeo Jr. y comenzó a asistir al Witches' Brew; bar donde DeFeo era cliente frecuente.
-Al cerrar la ventana de Missy, por la cual la niña decía que Jodie subía a su habitación; Kathy vio unos ojos rojos y brillantes mirándola desde fuera.
-Estando en cama, Kathy sufría moretones ocasionados por una fuerza invisible, y la levitaron a sesenta centímetros en el aire.
-Cerraduras, puertas y ventanas en la casa eran constantemente dañadas por una fuerza invisible.
-Huellas atribuidas a un cerdo gigante aparecieron frente a la casa durante el primero de enero de 1976.
-Una sustancia verde y similar a gelatina manaba de las paredes en la sala y a través del agujero de la cerradura en el cuarto de juegos del ático.
-Un crucifijo de treinta centímetros colgado por Kathy en la sala de estar, giró hasta quedar boca abajo; y empezó a emitir un olor agrio.
-George se tropezó con una estatuilla china en forma de león que tenían en la sala; y halló marcas de mordidas en uno de sus tobillos.
-George vio a Katy transformarse en una vieja de 90 años, "con pelo desaliñado completamente blanco, el rostro convertido en una masa de arrugas y líneas horribles; y saliva cayendo de una boca sin dientes".
-Missy cantaba constantemente en su habitación. Cuando salía de ella, dejaba de cantar y al volver; cantaba exactamente desde el punto donde interrumpió la canción.

Luego de determinar que no podían explicar de forma racional lo que ocurría en su casa, George y Kathy Lutz condujeron una bendición propia el 8 de enero de 1976: George sostenía un crucifijo de plata mientras ambos recitaban el Padre Nuestro; hasta que al pasar a la sala de estar, George escuchó un coro de voces diciéndole: "¡¿Podrías detenerte?!"
Para mediados de mes, salieron de la casa tras intentar de nuevo un ritual de bendición. Los Lutz jamás narraron específicamente qué ocurrió esa noche; pero siempre los describieron como 'demasiado horripilantes'.
Tras una plática con el padre Mancuso, los Lutz decidieron ir por sus pertenencias y quedarse en casa de la madre de Kathy en Deer Park, Nueva York; hasta que arreglaran los problemas con la casa. Juraron que el problema los siguió ahí, lo que ocurre en la escena final del libro de Anson; la cual describe una 'baba verdosa y oscura' bajando de las escaleras en dirección a ellos. El 14 de enero de 1976, George y Kathy Lutz abandonaron finalmente la casa, dejando todas sus posesiones atrás. Al día siguiente, un equipo de mudanza que fue a recogerlas no reportó fenómenos paranormales.
El libro, "El Horror de Amityville" fue escrito después de Tam Mossman, un editor en la casa editora Prentice Hall; presentó a los Lutz con Jay Anson. El matrimonio no trabajó directamente con él, pero le entregaron cerca de 45 horas de material grabado para poder usarlo como la base del libro. Anson dice haber basado el título en "El Horror de Dunwich", escrito por H.P. Lovecraft en 1929.
Amityville, hoy.
Epílogo.
Kathy Lutz murió de enfisema en el 2004, y George Lutz de una enfermedad en el corazón en el 2006. La pareja se separó a finales de los 80, pero permanecieron como amigos.
Durante el periodo en que los Lutz vivían en el 112 de Ocean Avenue, el Dr. Stephen Kaplan; un auto-calificado vampirólogo y cazafantasmas; fue llamado para investigar la casa. Kaplan y los Lutz se pelearon a raíz de que el primero dijo que expondría cualquier fraude que encontrara. Kaplan escribió posteriormente un libro crítico llamado 'La Conspiración del Horror de Amityville', publicado en 1995.
El 6 de marzo de 1976, la casa fue investigada por Ed y Lorraine Warren; una pareja de esposos autodescritos como demonólogos, junto a un equipo de la estación de televisión Canal 5 de Nueva York y el reportero Michael Linder de WNEW-FM. Durante el transcurso de la investigación, Gene Campbell tomó una serie de fotografías infrarrojas en secuencia; y en una de las cuales apareció un niño demoniaco con ojos brillantes al pie de una escalera. La fotografía no apareció en el dominio público hasta 1979, cuando George y Kathy Lutz aparecieron en el Show de Merv Griffin para promover el lanzamiento de la primera película basada en la historia. El 112 de Ocean Avenue fue investigado también por el parapsicólogo Hans Holzer.
Holzer y los Warren aseguran que la casa puede estar ocupada por espíritus malévolos gracias a su historia.
La casa aún existe, pero fue reconstruida y la dirección cambiada para evitar curiosos. Las ventanas de cuarto de círculo han sido removidas y la casa actualmente se distinta de la mostrada en la película. Finalmente; los residentes y autoridades del pueblo no se muestran felices con la atención que el Horror de Amityville le lleva a la ciudad, y por lo regular evitan hablar públicamente de ello. El sitio web de la Sociedad Histórica de Amityville no hace referencia a los asesinatos de Ronald DeFeo en 1974 o el periodo en que los Lutz vivieron en el 112 de Ocean Avenue.
La foto del 'niño demoniaco' tomada por los Warren en 1976.

lunes, 19 de agosto de 2013

Mythos de Cthulhu no.6 - Tsathoggua el Negro


"Era un templo achaparrado y simple de rocas basálticas sin una sola inscripción, y que contenía solo un pedestal vacío de ónix. Había sido construido imitando algunos templos mostrados en las bóvedas de Zin para darle hogar a un muy terrible ídolo negro en forma de sapo hallado en el mundo de arena roja; y llamado Tsathoggua en los manuscritos Yothicos. Había sido un dios potente y bien reverenciado, y luego de su adopción por la gente de K'n-yan; le otorgó su nombre a la ciudad que se volvió dominante en dicha región. La leyenda Yothica decía que había venido de un reino misterioso bajo el mundo de arena roja - un reino negro sin luz y de sere peculiares, con grandes civilizaciones y dioses poderosos mucho antes de que los reptiles cuadrúpedos de Yoth siquiera hubiesen existido."
-H.P. Lovecraft y Zealia Bishop, "El Túmulo".

Tsathoggua, también conocido como el durmiente de N'kai es una entidad supernatural de los mythos de Cthulhu. Fue creado por Clark Ashton Smith y es parte del ciclo Hiperbóreo; donde aparece por primera vez en la historia corta 'El cuento de Satampra Zeiros', escrita en 1929 y publicada en el ejemplar de noviembre de 1931 de Weird Tales. Su primer aparición en papel; sin embargo, es en la historia corta de H.P. Lovecraft 'El que susurra en la Oscuridad', escrita en 1930 y publicada en la Weird Tales de agosto de 1931.
La primera descripción de Tsathoggua ocurre en 'El cuento de Satampra Zeiros', donde el protagonista encuentra un ídolo en honor de la deidad. Luego, es descrito de nuevo en 'Los Siete Geases' de 1933: "En esa cueva secreta en las entrañas de Voormithadreth... soporta los eones el dios Stathoggua. Ya conocerán a Tsathoggua gracias a su gran tamaño, su cuerpo peludo de murciélago y ese aspecto de sapo negro y adormilado que tiene eternamente. No se levantará de su lugar aún si se muere de hambre, pero esperará en pereza divina por un sacrificio."


Robert M. Price nota que las versiones de Tsathoggua de Lovecraft y Smith varían casi en todo. Lovecraft no lo compara con el murciélago y el perezoso, y se refiere a la entidad como "una entidad divina, amorfa y similar a un sapo; mencionada en los Manuscritos Pnakópticos, el Necronomicón y en el ciclo mítico del Commoriom preservado por el sumo sacerdote atlante Klarkash-Ton". Luego, en "El Horror en el Museo"; una historia escrita por Lovecraft; escribe que "Tsathoggua el Negro se moldeó a sí mismo a partir de una gárgola similar a un sapo, con una linea sinuosa y cientos de pies rudimentarios."
Es probable que Tsathoggua pueda alterar su forma de acuerdo al ambiente en que se encuentre. Cuando vivía en Cykranosh (Saturno), quizás tenía una forma muy diferente y parecida a la de su tío paterno Hziulquoigmnzhah; cuya cabeza cuelga debajo de un cuerpo esférico.
Tsathoggua es descrito originalmente de esta forma:
"Era aplastado y de panza de barril, su cabeza era más que la de una deidad, la de un sapo monstruoso; y su cuerpo entero estaba cubierto por una imitación de piel corta, dándole un parecido vago al murciélago y el perezoso. Sus párpados adormilados se encontraban a la mitad de sus ojos globulares y la punta de una lengua curiosa asomaba de su boca gorda."
Los Engendros sin Forma
Los Engendros sin Forma.
"El cráter... estaba lleno de una sustancia semilíquida y viscosa, opaca y de un color cenizo... el centro se inflaba como por obra de alguna poderosa levadura; y una enorme cabeza deformada con ojos saltones y sin vida, se alzó seguida de un cuello que se alargaba sin fin... luego dos brazos -si es que se les podía llamar así- se levantaron pulgada por pulgada, y vimos que la cosa no era una criatura inmersa en el líquido... si no que el líquido mismo se había formado en esa cabeza espantosa; y sus brazos ahora se extendían hacia nosotros como tentáculos en lugar de manos o garras... luego toda la masa del fluido oscuro empezó a levantarse y se desparramó sobre el borde del cuenco como un torrente de mercurio negro, arrastrándose por el suelo como una serpiente ondulante que de inmediato desarrolló una docena de patas cortas."
-Clark Ashton Smith, "El Cuento de Satampra Zeiros."

La voluntad de Tsathoggua es llevada a cabo por los Engendros sin Forma, seres polimórficos hechos de lodo negro. Son extremadamente durables y muy difíciles de matar. Los Engendros sin Forma pueden tomar cualquier forma y atacar a sus objetivos de casi cualqueir forma imaginable. Son sorprendentemente flexibles y plásticos, y pueden entrar a una habitación a través de las aperturas más pequeñas. Atacan aplastando a sus objetivos, mordiéndolos o destrozándolos al tocarlos. También se cree que son extremadamente ácidos, y su mero toque puede disolver la carne humana al contacto.
Los Engendros sin Forma por lo regular permanecen en cuencos dentro de los templos de Tsathoggua y evitan que el santuario sea profanado por no-creyentes.
En su historia de En Las Montañas de la Locura, H.P. Lovecraft menciona que "unos cuantos místicos atrevidos han dado indicios de un origen pre-Pleistoceno para los Manuscritos Pnakópticos, y sugieren que los devotos de Tsathoggua eran tan extraños para la humanidad como el mismo Tsathoggua."
Voormi.

Los Voormis.
"Porque para ellos era una creencia común que sus pontífices supremos y los ancestros comunes habían sido engendrados por nadie más que Tsathoggua mismo, durante un encuentro intransigente con una deidad femenina menor, que gozó en nombre de Shathak."
-Lin Carter y Clark Ashton Smith, "El Pergamino de Morloc."
Otra raza sirviente de Tsathoggua son los Voormi, una raza de humanoides que habitan cavernas. Se les refiere como Los Voormi (plural: Voormis) en los fragmentos de los Manuscritos Pnakópticos; y se consideran a sí mismos como los esbirros elegidos de Tsathoggua, así como sus descendientes directos.
Se les describe como humanoides peludos, de tres dedos en cada pie y de color purpúreo; similar a sus tradicionales enemigos, los mucho más peludos Gnophkehs, que veneran al Primigenio Rhan-Tegoth. Los Voormis se comunican mediante aullidos parecidos a los de los perros.
Residen en el continente de Hyperborea, que será conocido en el futuro como Mhu Thulan. Específicamente en sistemas cavernosos bajo un extinto volcán de cuatro conos nombrado a partir de ellos: el Monte Voormithadreth, el pico más alto de las montañas Eiglophianas. Sus ancestros (según la narrativa de Carter) eran originalmente esclavos de los Hombres Serpiente, que escaparon tras que el continente de éstos últimos se hundiera bajo el océano. Son chamanísticos y comenzaron a vivir bajo tierra para imitar a su deidad, Tsathoggua; bajo el liderazgo del epónimo Voorm.

"Ahora, los Voormis se habían considerado desde sus remotos origenes; los sirvientes elegidos de Tsathoggua, la única didad a quien veneraban de forma célebre. Y Tsathoggua era un elemental de tierra enfrascado en una perpetua e incansable enemistad contra el Rhan-Tegoth y su gente, quienes eran comúnmente contados entre los elementales del aire y eran objetos de consternación para los Primigenios como Tsathoggua, que aborrecía el vacío aéreo del mundo superior y por preferencia se mantenía reptando en oscuras guaridas subterráneas."
-Lin Carter y Clark Ashton Smith, "El Pergamino de Morloc".

Al vivir en el subsuelo, los Voormis imitan a la grotesca divinidad que veneran con ritos excesivamente sanguinarios y repugnantes. Es decir, mediante algún extraño edicto en la fé Voormi, que hace referencia a que Tsathoggua abita cavernas sin luz localizadas en la profundidad de la tierra; los Voormi adoptaron un modo de vida troglodita de forma simbólica. El ancestro epónimo de su raza, Voorm el Archi-Antiguo; promulgó a comienzos de la historia Voormi una doctrina en la cual dictaba que el vivir en un hábitat subterráneo, les otorgaba una relación especial y mística con su dios; quien a su vez prefería vivir en el golfo de N'Kai, bajo una montaña al sur considerada sagrada por los Voormis.
Los Voormis establecieron una cultura exitosa en la superficie de Hiperbórea antes de la llegada de los humanos, pero que colapsó tras siglos de combate constante con sus archienemigos; los Gnophkeh, hasta que los Voormis fueron disminuyendo en números al grado de que sus remanentes se retiraron a las columnas más altas de las montañas Eiglophianas; donde fueron cazados cruelmente por los posteriores habitantes humanos.