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sábado, 2 de febrero de 2019

Enriqueta Martí - La vampiresa de Barcelona.

Enriqueta Martí i Ripollés (1868-1913)
Enriqueta Martí i Ripollés, también apodada como 'la Vampiresa de Barcelona' o 'la Vampiresa de Raval', vivió entre la segunda mitad del siglo XIX y los primeros trece años del XX; y es famosa por sus actividades criminales entre las que se encuentran prostitución, secuestro, tráfico de menores y homicidio. Se le considera una de las más famosas asesinas seriales de la historia, junto a nombres como Eileen Wuornos o Las Poquianchis.

Nacida en Saint Feliu de Llobregat, una comunidad industrial de Cataluña no muy alejada de Barcelona; durante el año de 1868; Martí se vio obligada a mudarse a Barcelona; donde consiguió trabajo como sirvienta y niñera por algunos años. Al menos, hasta que terminó obligada a prostituirse en las calles por necesidad. 
En 1895, Martí, de veintisiete años; se casó con un pintor de nombre Juan Pujaló, de quien se separó al poco tiempo luego de que este alegara que ya habían pasado por varios problemas gracias a las actitudes de Martí, sus infidelidades y continuas visitas a prostíbulos, bares y otros sitios de mala muerte. La pareja se divorció definitivamente en el año de 1907, sin haber engendrado descendencia.

El Raval.
Fotografía del barrio El Raval a principios del siglo XX.
Martí se asentó en el distrito del Chino, hoy conocido como El Raval. En aquel tiempo El Raval era un área densamente poblada de Barcelona, pues la ciudad experimentó un crecimiento poblacional desmedido a partir de 1860; cuando miles de inmigrantes provenientes de todo el Mediterráneo se asentaron en El Raval y contribuyeron a darle una mala fama. 
La coexistencia de miles de migrantes iletrados, pobres y criminales llevó a convertir El Raval en una zona roja donde se decía que era fácil encontrar hasta a cincuenta personas compartiendo una misma casa, donde el consumo de alcohol y las drogas eran comunes; y los negocios más prósperos eran bares, prostíbulos y guaridas del opio gracias a la cercanía con el puerto de Barcelona. 
No existen cifras oficiales, pero se estima que a comienzos del siglo XX había decenas de miles de prostitutas adolescentes y niños ladrones viviendo en la calle. Por este motivo, El Raval era un centro de distribución enorme para el tráfico de personas, la "capital de la pornografía de Europa" en aquél entonces. No se sabe exactamente cuantas prostitutas adolescentes fueron enviadas a América Latina, Estados Unidos y los puertos de todo el Mediterráneo; mucho menos un número de chicos esclavizados y obligados a laborar en fábricas y talleres bajo condiciones infrahumanas. 

Martí, como una alimaña sobreviviendo de la mugre, se halló cómoda en ese lugar; el cual explotó a su conveniencia. Durante el día, se cubría con harapos viejos y sucios, y acudía a pedir dinero en los conventos, parroquias y cocinas de la ciudad; muchas veces acompañada de niños de la calle a los que hacía pasar como sus hijos, y que sin duda llegaron a formar parte de los muchos a quienes prostituyó o asesinó con los años. 
Pero durante las noches, no era raro encontrarla con ropas elegantes en sitios frecuentados por la gente con dinero; ofreciendo sus servicios como traficante de niños, prostituta y 'madame'. 
Durante la 'Semana Trágica' de 1909, un periodo de violencia a raíz de una huelga general; Martí terminó siendo arrestada junto con un hombre de familia acomodada. En esa ocasión, se le acusó de manejar un burdel en donde se ofrecían servicios sexuales de niños; pero Martí evadió la persecución gracias a sus conexiones con personajes importantes de la época.

Sangre, Grasa y Huesos.
Además de prostituirse y traficar con menores, Martí se hizo de fama gracias a sus servicios como curandera; ya que ofrecía tónicos, pociones, cremas, aceites y otros remedios con los que según ella, podía curar la tuberculosis, la lepra y una amplia gama de malestares para los que no había curas 'tradicionales'. 
Para este motivo, Martí comenzó a matar niños y usar su sangre, grasa, cabello y huesos como ingredientes; los cuales de acuerdo con la creencia popular, reunió en el periodo de veinte años entre su llegada a Barcelona y su captura en 1912. No existe un número determinado, aunque la evidencia hallada en sus departamentos sugiere decenas de victimas, tomando en base la gran cantidad de restos humanos guardados en vasijas y frascos. La policía de Barcelona ya contaba con un antecedente, pues existían reportes de desapariciones de niños así como el robo de bebés desde comienzos de siglo; aunque nada que apuntara a Martí como la única culpable.
Las actividades de Martí llevaron a la resurrección del mito del Hombre del Saco y el Sacamantecas, todavía fuertes en la memoria popular gracias a asesinos seriales como Juan Díaz de Garayo; al que efectivamente se le conocía como 'El Sacamantecas'. Aunado a esto, en el año 1910, Francisco Leóna secuestró y asesinó a un niño de siete años con el fin de sacarle la sangre para tratar la tuberculosis de un hombre de dinero. 

1912: La caída.
Posibles víctimas de Martí.
Martí secuestró a su última víctima el 10 de febrero de 1912, siendo reportada bajo el nombre de Teresita Guitart Congost. A la niña se le buscó por semanas, lo que creó una gran indignación entre la sociedad española por la incapacidad de los policías a la hora de rastrear niños desaparecidos.
Sin embargo, la caída de Martí se debió a una vecina suya, Claudia Elías, quien fue la primera en avistar a una niña con cabello corto en una de las ventanas del departamento de Martí en el número 29 de la calle Poniente. Elías, que no reconocía a la niña, le pregunto a Martí si era hija suya; a lo que la mujer respondió bruscamente, cerrando la ventana de golpe y rehusándose a contestarle a Elías. 
Preocupada por la actitud de Martí, en especial luego de la racha de desapariciones de infantes en la ciudad, Elías platicó con un vecino que se dedicaba a la fabricación de colchones; y este a su vez se comunicó con el agente municipal José Asens. El agente no tardó en entablar contacto con las autoridades correspondientes e iniciar una investigación al respecto, sospechando de Martí.
El 27 de Febrero, bajo la queja de que Martí guardaba gallinas en su departamento, tres agentes fueron a buscarla. La encontraron en la calle Ferlandina, se le informó de las acusasiones y la obligaron a mostrarles el interior de su departamento. Inicialmente, Martí se mostró sorprendida pero en ningún momento presentó quejas respecto a la orden; posiblemente para despistar a los agentes.
Al llegar al departamento, la policía no solo dio con Teresita Guitard Congost, a quien se le había cortado el cabello; también a una niña que solo se identificaba a sí misma como 'Angelita'. Congost fue regresada a sus padres luego de rendir una declaración, explicando como fue que Martí la atrajo con la promesa de caramelos, la envolvió con una tela negra y la llevó forzadamente al departamento. Ya dentro, Martí le cortó todo el cabello y le dijo que desde entonces se llamaría 'Felicidad'; además de informarle que ya no tenía padres y que ahora debía referirse a ella como 'madrastra'.
Congost procedió a describir como Martí la alimentaba con patatas y pan duro, y le prohibió acercarse a las ventanas y a otras habitaciones del departamento; bajo amenaza de pincharla con una aguja como castigo. Durante un momento en que Martí salió de la casa, Congost y Angelita se atrevieron a explorar una de las habitaciones prohibidas; donde encontraron un vestido de niña cubierto de sangre y un cuchillo para filetear.
La declaración de Angelita produjo un escenario todavía más aterrador; ya que contó como antes de que Congost llegara al departamento, había un niño de cinco años llamado Pepito; que fue asesinado por Martí en la mesa de la cocina. Por otra parte, la identidad de Angelita jamás fue determinada, ya que no contaba con apellido y no existían actas de ella en el departamento de Martí; pero la niña insistía que su padre se llamaba 'Juan'.
Martí sostenía que Angelita era su hija biológica, producto del matrimonio con Juan Pujaló; por lo que este fue llamado a declarar. Pujaló aclaró que llevaba años sin ver a Martí, que jamás concibió un niño con ella y que no tenía idea de donde venía Angelita. Con el tiempo, Martí aceptó que había robado a la niña cuando era recién nacida, engañando a su madre y haciéndola creer que había muerto en el parto. 

La masacre.
Calle Ponént 29 - Uno de los domicilios de Martí.
Durante la investigación, los detectives encargados del caso peinaron el departamento de calle Poniente; y dieron con un saco de tela en el cual estaban el vestido ensangrentado y el cuchillo descritos por Congost; además de otro lleno de varias ropas infantiles muy sucias, y al menos treinta huesos de niños de varias edades; los cuales habían sido expuestos a un calor intenso.
Otra habitación presentaba una decoración elegante y que no concordaba con el resto de la casa, además de contener un mueble lleno de ropas para niño y niña, nuevas y de altísima calidad en comparación a los harapos que vestían Angelita y Congost. Lo peor, sin embargo, estaba por venir: La última habitación era una especie de bodega que Martí había cerrado con candado, y donde los agentes de la ley descubrieron más de cincuenta recipientes llenos de restos humanos entre los que se incluía manteca, sangre coagulada, manojos de cabello, manos en estado de descomposición, huesos molidos y ollas con pociones, ungüentos y tónicos ya preparados para la venta. 
Al ser interrogada, Martí reveló que poseía dos departamentos más, así como una casa en su pueblo natal. En los departamentos, ubicados en las calles de Picalqués y Tallers; aparecieron paredes falsas y restos humanos ocultos entre las vigas del techo. En una propiedad más, en Jocs Florals, se encontró el cráneo de un niño aproximadamente de tres años, a´si como huesos pertenecientes a más menores de varias edades. Otros restos incluso permanecían envueltos en ropa, añadiendo más evidencia al hecho de que Martí robaba niños de familias pobres y los asesinaba con el fin de usarlos a manera de ingredientes. 
Otros objetos requisados incluían un libro antiguo con cubiertas de piel y lleno de recetas, un cuaderno de notas donde Martí habia escrito métodos para realizar pociones con una caligrafía bastante estilizada, un paquete de cartas y notas escritas en lenguaje código y una lista con nombres de familias y figuras importantes de Barcelona. Al hacerse público el detalle, se creyó que la lista era la de los clientes de Martí; y que debido a su riqueza y poder en la sociedad, resultaría casi imposible el llevarlos ante las autoridades. La policía se negó a publicar el contenido textual, explicando que la lista en realidad presentaba nombres de personas a quienes Martí había pedido dinero anteriormente, y no personas que hubiesen comprado los productos de la asesina.

El Testimonio de Martí.
En la interrogación, Martí declaró que había cambiado su apellido a 'Marina'; y así era que conseguía la renta de departamentos, pese a dejar de pagar la renta de todos estos al cabo de unos meses; por lo que vivía bastante endeudada. Este dato fue corroborado por Juan Pujaló. 
Cuando se le preguntó por Congost, Martí explicó que la había encontrado sola y hambrienta en la Ronda de Sant Pau durante el día anterior a su arresto; testimonio desmentido por Claudia Elías, ya que ella decía haber visto a la niña en las ventanas del departamento desde varios días atrás. 
Sobre los restos humanos, medicinas y el cuchillo hallados en el primer departamento; Martí explicó que estudió anatomía humana y había obtenido los restos de forma legal, pero después confesó que en realidad era una curandera y usaba niños como material para la producción de sus medicinas. Dijo ser un experta, que sabía como preparar las mejores medicinas y que sus clientes eran personas de buena posición económica y reconocidas en la sociedad de aquella época, pero sin dar nombres en específico.

"Pepito".
Cuando Claudia Elías y Angelita hablaron sobre la existencia de "Pepito"; Martí de inmediato sostuvo que el niño fue regalo de una familia pobre, y que preferían dárselo que ver morir al niño ya que les era imposible mantenerlo. Sobre su paradero, Martí dijo que había enviado al niño al campo con un familiar luego de que enfermara, la misma historia que anteriormente había relatado a Claudia Elías.
La evidencia del departamento derribó la historia, ya que Angelita aseguraba que Martí había destazado al niño en la cocina de la casa; por lo que se intuyó que el cadáver de Pepito debía estar entre las pilas de huesos y órganos hallados en la bodega. Otro argumento en contra de la versión de Martí fue que nunca pudo reconocer o dar detalles específicos sobre la familia que según ella, le había regalado a Pepito. Aún más, durante el proceso una mujer de Alcañiz reconoció a Martí como la secuestradora de su hijo en 1906; pues de acuerdo con ella, Martí atendió a la mujer, que era una viajera, y le pidió que le permitiera cargar a su hijo.
Después, usó una excusa para alejarse de ella, y la muy cansada mujer jamás volvió a ver a su hijo. 

Martí terminó encerrada en la prisión Reina Amalia mientras esperaba su juicio. Dentro de la cárcel, intentó el suicidio cortándose las venas con un cuchillo de madera; cosa que llevó a las autoridades de la prisión a asegurar a la prensa que se tomarían cartas en el asunto para impedir que Martí se matara y así evadiera la sentencia y la ejecución.
Pero, de cualquier manera, Martí escapó a la justicia. Pues murió al cumplir un año y tres meses dentro de la cárcel; cuando un grupo de prisioneras la enfrentó y linchó en uno de los patios el 12 de mayo de 1913. Enriqueta Martí, la famosa vampiresa de Barcelona, terminó enterrada en una fosa común del Cementerio del Suroeste; en la montaña de Montjuic.

viernes, 8 de junio de 2018

Los Hombres Leopardo.

El concepto de la licantropía y la metamorfosis en animales o seres híbridos, existe prácticamente en todas las culturas y religiones del mundo; y aún cuando la ciencia médica y la psicología coinciden en que la licantropía no es otra cosa más que un transtorno mental, el hecho es que a través de las épocas han ocurrido sucesos que hacen dudar incluso al más escéptico respecto a la existencia de estos seres.
Uno en particular involucra una extraña sociedad en África, la cual ha sembrado el terror en los corazones de nativos, colonos europeos e inclusive los fieros señores de la guerra y organizaciones paramilitares del continente negro. Se dice que estos hombres tienen habilidades casi fantasmales, que poseen poderes antiguos y pueden moverse entre la oscuridad de la noche sin ser detectados; pues toman la forma de uno de los grandes depredadores de África: el leopardo.

El misterio de los Hombres Leopardo.
Fue en la década de 1870, en plena expansión francesa sobre el territorio de Gabón, que las colonias se vieron atormentadas por una serie de asesinatos. Estos crímenes grotescos, en los que las víctimas aparecían destrozadas por garras y dientes, e incluso decapitadas; fueron achacados en un principio a los leones, hienas, leopardos y babuinos que poblaban la periferia de las aldeas en aquél entonces. 
Conforme los crímenes continuaron en aumento, los colonos y nativos por igual llegaron a la conclusión de que eso no era obra de algún devorador de hombres natural, y que había algo mucho más extraño en todo ello.

Al investigar las tribus de Gabón, las autoridades coloniales descubrieron que en la región existía una sociedad religiosa temida por los nativos africanos, un culto de caníbales misteriosos que de vez en cuando emergían de entre las selvas y praderas para desatar el pánico y realizar sus extraños rituales.
Se decía que los temibles hombres leopardo contaban con una plétora de poderes sobrenaturales: La capacidad de transformarse en grandes felinos o monstruos híbridos de leopardo y hombre; de dominar a las bestias salvajes y un control sobre la magia negra, obtenidos del consumo de un elixir llamado "Borfima"; el cual se hacía al hervir la sangre y los órganos internos de víctimas humanas.

En el África tribal, no era extraño que muchas sociedades y tribus contaran con prácticas caníbales bajo la creencia de que al comer la carne de un animal o un enemigo se podía obtener sus poderes; o que existieran brujos con el poder de convertirse en bestias para cazar a sus enemigos. Además del leopardo, considerado un poderoso tótem animal que guiaba a los muertos; pronto se reveló la existencia de otros dos cultos menores dedicados al babuino y al cocodrilo en las selvas, y que imitaban la forma de cazar de dichos animales.

La sociedad del Leopardo.
Artículo de 1943 detallando la cultura de los Hombres Leopardo.
El clan de los hombres leopardo, también conocido como el Ekpe, Efik o Anyoto Aniota; era un culto totémico que se originó como una sociedad de guerreros tribales, y que creció en importancia a raíz del comercio de esclavos en los siglos anteriores; en especial en Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil, Nigeria y Gabón.
Los miembros del culto usaban máscaras de leopardo, se vestían en mantos hechos con la piel de estos felinos y mataban a sus víctimas usando garras hechas de metal y mazos con puntas que imitaban la zarpa del leopardo. Otro rasgo era que usaban un calzado especial y que estaba diseñado para dejar huellas parecidas a las del tótem del clan. 
Los hombres leopardo cazaban durante la noche, saltando sobre sus víctimas y destrozándolas con sus filosas armas. Una vez que la víctima era destazada, se procedía a obtener la sangre y vísceras con el fin de cometer canibalismo ritual y preparar el Borfima. 

"...Ahí en el tapete de una casa, hallé el cadáver horriblemente mutilado de una quinceañera. El cuello despedazado por los dientes y zarpas del animal, los intestinos desparramados sobre el piso, la pelvis destrozada y con un muslo faltante. El muslo fue roído hasta el hueso, y un fragmento de la espinilla fue colocado sobre el cuerpo. A primera vista, solo un depredador salvaje podía haber destrozado el cuerpo de esa manera, pero una investigación más cercana reveló ciertas particularidades que rompían esa imagen aparente. Observé, por ejemplo, que la piel del pecho había sido rasgada con cortes precisos. El hígado fue extraido con un corte limpio que no podría ser obra de un leopardo o un león. Me sorprendió también, que el intestino fuese cortado limpiamente en dos y que la fractura del muslo se debía a que el hueso se dobló hasta romperse."
-Testimonio de un médico forense en 1930.

Aunque de forma histórica los Hombres Leopardo eran considerados un mal menor, nadie podía explicar porqué parecía como si de pronto hubiesen decidido enloquecer y matar a hombres y mujeres de todas las edades en grandes cantidades. La racha de asesinatos en Gabón continuó por tres años, deteniéndose tan abruptamente como iniciaron.
Maza en forma de garra usada por los asesinos. 
En 1890, le tocó a Nigeria ser blanco de los hombres vestidos de leopardo. Después, los ataques se expandieron a Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil y Tanzania; continuando hasta el siglo XX. Inclusive durante la Primera Guerra Mundial, se llevó a cabo una serie de arrestos y ejecuciones de supuestos integrantes del grupo; lo que detuvo sus actividades... por un momento.

Entre 1945 y 1947, ocurrieron 81 ataques en Nigeria, al grado de que el país comenzó a ser conocido como "la tierra del leopardo" y las noticias del culto llegaron a Europa y América. Los diarios de la época describieron los eventos como "los asesinatos más extraños y grandiosos del mundo"; pintando a los Hombres Leopardo como una cábala de asesinos sobrenaturales. 
En Nigeria, la histeria colectiva llegó al grado en que cualquier hombre adulto era un sospechoso potencial y obligó a las autoridades a desplegar a más de 200 hombres fuertemente armados con la intención de capturar a los Hombres Leopardo, instaurar un toque marcial a las cuatro de la tarde y hacer que milicias patrullaran las calles en busca de sospechosos. Pero aún así, los crímenes continuaron y en más de una ocasión las patrullas escuchaban los gritos de alguien siendo masacrado a un par de calles de distancia; solo para acudir y encontrar una víctima y ningún rastro de los asesinos. 
Y cuando la policía misma comenzó a morir a manos de los Hombres Leopardo, la creencia en las habilidades sobrenaturales de estos seres se intensificó aún más; dándoles el poder de ser inmunes a las balas e incluso el moverse como fantasmas. A manera de desafío, el cuerpo de una joven fue destazado frente a un cuartel de policía en espacio de unos segundos; y varios ataques cometidos a la luz del día le hicieron saber a las autoridades que el culto no les temía y que estaban protegidos por sus poderes.
Pieza de museo detallando el modo de ataque de los Hombres Leopardo.
La policía también encontró varios factores en su contra durante la investigación. En primera, la gente temía los poderes mágicos de los hombres leopardo, y se encontraba renuente a ayudar o dar información que llevase al arresto de estos individuos. Segunda, la presencia de leopardos reales en la zona también ayudó a que muchos crímenes del culto se confundieran con ataques de animales en zonas rurales. Y tercera, una fuerte onda de calor hizo que los cadáveres se descompusieran más rápido y esto entorpeció las labores de investigación para determinar qué asesinatos fueron cometidos por hombres y cuales por animales salvajes. 
Con estos elementos en contra y sin una evidencia concreta o arrestos de integrantes del culto, las fuerzas policiales no podían hacer más que arrestar a quienes consideraran sospechosos; lo que llevó a falsas acusaciones entre individuos con rencillas personales y detenciones erróneas.

En algunos casos, incluso se llegó a plantar evidencia como pieles y máscaras de leopardo en los hogares de algunos sospechosos para justificar el arresto; y decenas de hombres terminaron sus días encerrados en cárceles sin siquiera ser juzgados, o peor, ejecutados por brujería y asesinato. En aldeas de Sierra Leona, se llegó inclusive a cometer ejecuciones públicas sin fundamento, una excusa para 'demostrarle' a los pobladores que los Hombres Leopardo eran tan mortales como cualquier hombre y a su vez mandarle un mensaje a los miembros del culto.
Miembros de la sociedad Ejagham Ekpe.
Transcurrieron varios años hasta que por fin las autoridades de Nigeria tuvieron la idea de usar carnada viva. Un oficial encubierto fue puesto en un camino rural famoso por sus ataques a transeuntes, mientras varios tiradores aguardaban entre los pastos altos a que los asesinos aparecieran. Al cabo de unas horas, un grito escalofriante inundó el aire, seguido por la aparición de un hombre vestido con pieles de leopardo y armado con una maza de guerra. Un oficial de policía corrió hacia él e intentó atacarlo con un cuchillo, a lo que el Hombre Leopardo respondió con un golpe de su mazo, matándolo y después desapareciendo entre los pastizales. 

Mientras los demás oficiales se dispersaron por la zona para capturar al atacante, uno tuvo la idea de permanecer cerca del cuerpo por si el asesino volvía a completar el ritual. Y efectivamente, mientras esperaba oculto al pie de un árbol, el Hombre Leopardo apareció de nuevo; caminando a cuatro patas como un animal; lo que llevó al oficial a creer que había atraído a un leopardo de verdad, hasta que pudo ver claramente que se trataba  del mismo asesino armado con guantes terminados en garras.
Cuando el Hombre Leopardo llegó al cuerpo y empezó la siniestra labor del ritual, el oficial procedió a confrontarlo y abatirlo a tiros. 
Diagrama de las telas y armas empleadas por los Hombres Leopardo.
Cuando la noticia se hizo pública y los aldeanos cayeron en cuenta de que los Hombres Leopardos podían morir, comenzaron una serie de declaraciones que terminaron conduciendo a un altar en medio de la selva. La expedición militar al lugar encontró un enorme altar de piedra, manchado con sangre seca y dominado por una estatua gigantesca con la forma de un Hombre Leopardo; al pie del cual se encontraban huesos y restos humanos. 
Las declaraciones llevaron al arresto de 70 cultistas, con 40 terminado ejecutados para hacerle saber al público que no eran más que humanos comunes y corrientes. Los Hombres Leopardo continuaron sus ataques hasta mediados de 1980, cuando tanto gobiernos como grupos paramilitares los cazaron hasta la extinción. 

lunes, 1 de mayo de 2017

Gilles de Rais - El Satánico Mariscal.

Gilles de Rais (1405-1440)
Gilles de Montmorency-Laval, Barón de Rais, fue un caballero famoso en la Francia medieval por servir junto a Juana de Arco durante la renovación de la Guerra de los Cien Años contra Inglaterra. Pero no son sus actos militares los que lo tornaron una figura icónica, si no su relación con prácticas ocultistas y el asesinato de varios niños en los años posteriores de su vida.

Sus primeros años.
Vincent Cassel como Gilles de Ray en la película "Jeanne d'Arc".
A la edad de 11 años, Gilles de Rais (como se le conoce comúnmente) se volvió heredero de la fortuna más grande en Francia. A la edad de 16 aumentó todavía sus ingresos al casarse con la extremadamente rica Catherine de Thouars. A la edad de 20 años, sirvió junto a Juana de Arco como su teniente; peleando con tanto mérito que recibió el título de Mariscal de Francia por parte del rey Carlos VII.
Se dice que en su servicio junto a Juana de Arco, Gilles de Rais se enamoró de ella y se convirtió en su guardián y protector hasta que la joven terminó quemada en la hoguera en 1431. Con ello, de Rais creyó que todos sus años como cristiano devoto y al servicio de Dios fueron en vano; pues la misma doncella de Orléans fue traicionada por la iglesia.
Algunos historiadores insisten en que los actos que de Rais cometió posteriormente se deben a que eran su forma de desquitarse por la traición de Dios a Juana de Arco.

Así, para marzo de 1433, el cada vez más ermitaño de Rais decidió retirarse de la vida militar y las cortes europeas para perseguir sus propias metas; en concreto la construcción de 'La Capilla de los Santos Inocentes', donde él mismo oficiaba la misa en túnicas de diseño propio, así como la producción de un espectáculo teatral llamado 'Le Mistére du Siége d'Orléans'. 
La obra era un esfuerzo titánico para la época, con más de veinte mil líneas de diálogo y un elenco consistente de 140 actores principales y 400 extras. Para cuando comenzó la producción, de Rais ya se encontraba casi en bancarrota; por lo que vendió todas sus propiedades en Poitou y Maine, quedándose solo con dos castillos en Anjou: Champtocé-sur-Loire e Ingrandes. De todos sus ingresos, la mayoría fue designada a la producción de su obra; la cual se presentó por primera vez en Orléans en mayo de 1435. Se elaboraron seiscientos disfraces que solo se usarían una vez en cada obra; siendo realizados de nuevo en actos posteriores. También de Rais se encargó de costear cantidades ilimitadas de comida y bebida para los espectadores.

Desesperados por el despilfarro de de Rais, sus familiares se unieron en junio de ese año y escribieron una carta al Papa Eugenio IV para que renegara de la Capilla de los Santos Inocentes; pero el santo padre se negó a hacerlo. Fúricos, los familiares del Mariscal llevaron sus preocupaciones ante el rey de Francia, y el dos de julio se proclamó un edicto en Orléans, Tours, Angers, Pouzages y Champtocé-sur-Loire denunciando a Gilles de Rais como un despilfarrador y prohibiéndole el vender más propiedades; así como la proclamación de que ningún súbdito del rey Carlos VII debia realizar tratos con él y aquellos en control de los castillos propiedad de de Rais debían venderlos.
Pero decidido a lograr su cometido, de Rais vendió todos sus objetos de arte, manuscritos, libros y ropas para costear la obra. Para el momento en que abandonó Orléans a principios de septiembre de ese año, la ciudad estaba llena de objetos valiosos que el hombre se vió obligado a abandonar.

Gilles de Rais y el ocultismo.
En 1438, de Rais envió a un sacerdote de nombre Eustace Blanchet en busca de individuos que supieran de alquimia y convocación de demonios. Blanchet conoció al clérigo Francois Prelati en Florencia y lo invitó a servir a de Rais.
Tras comprar libros mágicos a un viajero bretón y revisar la biblioteca de Prelati, de Rais eligió realizar experimetnos con el fin de convertir materiales en oro para fundar sus empresas. Al poco tiempo, de Rais convirtió un ala de su castillo en una serie de enormes laboratorios de alquimia, lo que llamó la atención de hechiceros, nigromantes y alquimistas de toda Europa. Los fines de estos eran diversos, desde chantajear y sacarle oro a de Rais, hasta la obtención de respuestas en los tomos mágicos de Prelati y el deseo de realizar alquimia con el fin de lograr la ansiada transmutación.
Y aunque de Rais se reunió con decenas de magos y alquimistas en extensivas sesiones de trabajo, nunca se logró algo en concreto. De la alquimia pasó a la invocación de demonios, intentando invocar a uno llamado Barron; bajo la idea de que el demonio le ofreciera riquezas para continuar con su obra. 
Ningún demonio se manifestó tras varios intentos, por lo que el Mariscal terminó frustrado y Prelati le explicó que Barron requería un sacrificio sacrílego. En concreto, el sacrificio de un niño y la oferta de sus órganos en viales de cristal.

Los asesinatos.
Ilustración de los asesinatos.
Bajo las indicaciones de Prelati, de Rais decidió sacrificar a un niño.
El elegido fue un joven plebeyo de nombre Jeudon. Los primos de de Rais, Gilles de Sillé y Roger de Briquevile, le pidieron prestado al muchacho a su patrón, un peletero de nombre Guillaume Hilairet; bajo la excusa de que el chico llevara un mensaje.
Al no regresar, los dos nobles le contaron a Hilairet que el chico seguro debía haber sido secuestrado por asaltantes de caminos o tal vez acabó empleado en Tiffauges como un paje. En realidad, de Rais mató al niño y usó su sangre para escribir evocaciones y fórmulas arcanas. Y aunque Barron jamás apareció y los metales elegidos no se convirtieron en oro, Gilles de Rais se sintió realizado. 
Acababa de descubrir que le gustaba la tortura y el asesinato de niños.

Al poco tiempo, Gilles de Rais se mudó a Machecoul, donde de acuerdo con su confesión al ser capturado, sodomizó y mató a un gran número de niños; de los cuales solo se encontraron cuarenta cuerpos en Machecoul durante 1437.
De acuerdo con el autor Jean Benedetti, los asesinatos siempre se cometían con el mismo procedimiento. En la biografía que publicó en 1971, Benedetti escribe lo siguiente:

"El niño era mimado y vestido con las mejores ropas posibles. La noche comenzaba con un banquete y grandes cantidades de vino, el cual actuaba como estimulante. Después de eso, al niño se le conducía a una habitación a la que solo se le permitía el acceso a Gilles de Rais y su círculo de confidentes. Ahí, se le explicaba qué iba a pasar; y la impresión y el terror inmediato en la víctima eran un placer inicial para de Rais."

El sirviente personal de de Rais, conocido como Poitou, fue un cómplice y declaró que su amo desnudaba al niño y lo colgaba con cuerdas; entonces se masturbaba sobre el vientre del niño. Si la víctima era un muchacho, le tocaba los genitales y las nalgas. 
Después lo bajaba y le decía que todo era un juego, y que no pasaría nada. Entonces, de Rais mataba al niño por su cuenta propia u obligaba a su primo Gilles de Sillé, Poitou o a otro sirviente de nombre Henriet a hacerlo. Los métodos eran diversos: decapitación, degollamiento, desmembramiento o el romperle el cuello con una vara. En caso de cortarlo, se usaba una espada corta y de hoja gruesa conocida como 'braquemard'.
Poitou testificó que a veces, de Rais abusaba de los niños independientemente de su género antes de matarlos; e incluso llegaba a hacerlo luego de que la víctima había sido degollada o decapitada. De acuerdo a Poitou, de Rais encontraba un cruel placer sexual en penetrar los agujeros abiertos en la garganta o la base del cuello en lugar de usar los orificios naturales.

De Rais confesó que cuando mataba a los niños, los besaba y sostenía en lo alto las cabezas y extremidades para observarlas; mientras que ordenaba abrir los cuerpos en canal para deleitarse con la vista de los órganos internos. En otras ocasiones, se sentaba en los estómagos de los niños moribundos y reía con placer al ver como fallecían finalmente.
Poitou dijo que Henriet y él quemaron los cuerpos en la chimenea de la habitación de Gilles de Rais, y que las ropas de las víctimas eran incineradas para minimizar el olor de la carne achicharrada. Las cenizas eran arrojadas posteriormente a la fosa séptica del castillo, a un foso a sitios remotos.

La captura de De Rais.
El Arresto de Gilles de Rais.
El 15 de mayo de 1440, de Rais secuestró a un clérico durante un altercado en la iglesia de Saint-Étienne-de-Mer-Morte; lo que llevó a una investigación por parte del obispo de Nantes. En este proceso se descubrieron los crímenes, y el 29 de julio se publicó la investigación. Con ayuda del antiguo protector de de Rais, Juan VI, duque de Bretaña; el Mariscal y sus sirvientes Poitou y Henriet fueron arrestados el 15 de septiembre; tras una investigación secular paralela a la investigación del obispo de Nantes.
En la declaración de los cargos, el obispo escribió que no solo se le acusaba de matar, estrangular y masacrar niños inocentes; si no con los crímenes de invocación y pacto con demonios, sacrificios satánicos y herejía.
Los testimonios de testigos, incluído el de Etienne Corillaut, uno de sus sirvientes que lo acusó de matar hasta a 800 niños; alargaron el proceso de juicio hasta el 21 de octubre cuando de Rais admitió sus crímenes. La transcripción del juicio, así como el testimonio del Mariscal, fueron tan gráficos que los jueces franceses ordenaron que las peores partes se borraran de los registros.
Al final, el número de víctimas quedó como un dato apócrifo con estimados de entre 80 a 200, mientras que algunos conjeturaron una increíble cifra de 600; y la edad de las víctimas iba de seis a dieciocho años, siendo predominantemente del sexo masculino.

La ejecución.
La ejecución de Gilles de Rais.
Debido a su altísima posición en la corte de Francia, a Gilles de Rais se le dio la piedad de ser estrangulado antes de terminar en la hoguera. El 23 de octubre, se condenó a Poitou y Henriet a muerte; y al mismo Gilles de Rais el 25 de ese mes. 
La ejecución tuvo lugar el 26 de octubre. A las nueve de la mañana, de Rais y sus cómplices fueron conducidos en procesión al sitio de ejecución en la Ile de Biesse. Gilles habló con la multitud y exhortó a sus sirvientes a morir con valentía, pensando solo en la salvación. A las once de la mañana, se encendió la pira y de Rais fue colgado sobre ella para morir antes de quemarse. La cuerda que sostenía su cuerpo fue cortada y el cuerpo se precipitó a las llamas; siendo reclamado por cuatro mujeres que lo enterrarían después.
Henriet y Poitou fueron ejecutados de forma similar, aunque en su caso permitieron que los cuerpos quedaran reducidos a cenizas; las cuales fueron dispersadas al viento. Gilles de Rais fue enterrado en un cementerio carmelita, tras una ceremonia católica.
Prelati y los hechiceros satánicos involucrados con los rituales solo fueron condenados a unos cuantos meses en prisión por su parte en los asesinatos.

¿Culpable o inocente?
"The Forbidden Lecture, Gilles de Rais by Aleister Crowley".
Donde Crowley defiende a Gilles de Rais.
Pese a lo sórdido de sus crímenes, hay quienes sostienen que Gilles de Rais puede haber sido inocente, y toda la historia de los asesinatos y el satanismo fue obra de la iglesia católica o el gobierno francés; pues al morir el Mariscal todas sus tierras y propiedades restantes quedaron a cargo del duque de Bretaña, quien las dividió entre sus nobles.
A comienzos del siglo XX, el ocultista Aleister Crowley escribió un tratado para cuestionar las decisiones de las autoridades eclesiásticas y seculares en el caso de Gilles de Rais. La escritora y antropóloga Margaret Murray propagó, junto a Crowley, una hipótesis sobre que en realidad Gilles de Rais era un brujo y miembro de un culto a la fertilidad dedicada a la diosa pagana, Diana.
Otros historiadores descartan la teoría, describiendo a de Rais como un católico que descendió al crimen y la depravación por lo ocurrido con Juana de Arco.
En 1992, el masón Jean-Ives Goëau-Brissonniére, Gran Maestro de la Orden Masónica de Francia; organizó una 'corte' consistente de ex primer ministros franceses, miembros del parlamento y expertos de la UNESCO para re-examinar el material original y la evidencia del juicio medieval. Un equipo de escritores, abogados y políticos decidieron que de Rais no era culpable.
De acuerdo al escritor Gilbert Prouteau, la inocencia de de Rais era obvia, pues no se encontró a algún cuerpo en el castillo de Tiffauges y la supuesta evidencia fue sembrada por señores rivales para quitarle las tierras. 
Pese a ello, la historia continúa creyendo que de Rais fue culpable de sus crímenes; aunque no se haya determinado un motivo en concreto.

viernes, 29 de enero de 2016

Charles Starkweather - El asesino rebelde.

Charles Starkweather (Noviembre 24 de 1938 - Junio 25 de 1959)
Charles "Charlie" Raymond Starkweather es quizás no tan conocido o célebre como Charles Manson, Ed Gein o Jeffrey Dahmer a nivel mundial; pero ciertamente se ha labrado fama en la lista de asesinos seriales más famosos de los Estados Unidos.
Sus actos repercuten en la cultura popular. Películas como Natural Born Killers, The Frighteners y The Badlands hacen referencia o están inspiradas en él; escritores como Stephen King se han basado en Starkweather para crear a villanos en sus obras e incluso se le rinde homenaje en el videojuego Manhunt, donde el enemigo principal se le asemeja tanto en nombre como en apariencia. Curiosamente, la fama de Starkweather no se debe tanto al número de víctimas, si no el corto tiempo en que realizó los crímenes.

Orígenes.
Charles Starkweather nació en 1938 en Lincoln, Nebraska, como el tercero de siete hijos en el matrimonio de Guy y Helen Starkweather, una familia respetable en la localidad. Guy era un hombre tranquilo que trabajaba como carpintero, mientras que Helen se desempeñaba como mesera para llevar un dinero extra a la casa.
Starkweather nació con Genu varum, un leve defecto de nacimiento que deformó sus piernas un poco. Se le consideraba de lento aprendizaje y fue acusado de ser apático en todo, aunque en sus años de adolescente se descubrió que sufría de una miopía severa que afectó drásticamente su visión a lo largo del resto de su vida.
La única clase en que demostró ser sobresaliente fue en educación física, y fue en esta clase donde encontró una forma de expresar la ira que tenía contra todos aquellos que lo acosaban, y con el tiempo ganó una condición física respetable; la cual ocupó para agredir a todo aquél que le desagradabla.
Pronto pasó de ser considerado un joven bien portado a uno de los abusones más terribles de la escuela.

"Podía ser la persona más amable que te pudieras imaginar. Haría lo que fuera por tí si le agradabas. Era un cabrón muy divertido, también. Todo era como un gran chiste para él, pero tenía este otro lado. Podía ser malo como el Diablo. Cruel. Si veía a algún pobre tipo en la calle que era más grande que él, más atractivo o mejor vestido; intentaría poner al pobre bastardo por debajo de su nivel."
-Bob Von Busch, compañero de Starkweather en la preparatoria.

Tras ver la película Rebel Without a Cause, Starkweather desarrolló una fijación por James Dean, imitándolo en estilo de ropa y peinado. Encontró un parecido con la imagen rebelde de Dean,  creyendo que había encontrado a un espíritu guía, alguien tan perturbado como él a quien admirar.
Starkweather desarrolló un severo complejo de inferioridad, tornándose pesimista y carente de moral. Se convenció a sí mismo de que era incapaz de hacer algo bien, y que su propia falla inherente lo conduciría a vivir en la miseria.

Caril Ann Fugate.
En 1956, Starkweather conoció a una joven de trece años, Caril Ann Fugate. Para entonces, había abandonado la preparatoria durante el último año y consiguió empleo en una bodega de periódicos propiedad de Western Union; cerca de donde Caril estudiaba.
Solía visitarla todos los días cuando la chica salía de la escuela, y por ese motivo a Starkweather se le consideró un trabajador que dejaba mucho qué desear. En voz de su jefe directo: "A veces, debías decirle algo tres veces. De todos los empleados de la bodega, fue el más estúpido que alguna vez tuve."
Starkweather le enseñó a Fugate como conducir, y un día la chica chocó su Ford 1949 contra otro auto. El padre de Charles pagó los daños, pues era el dueño del auto; pero este incidente ocasionó un altercado entre el muchacho y su padre, el cual concluyó en la expulsión de Charles de casa de su familia.
Al poco tiempo de esto renunció al trabajo en la bodega y consiguió uno nuevo como recolector de basura. En este lapso de tiempo, comenzó a hacer progresos respecto a sus puntos de vista nihilistas, creyendo que su situación era el determinante final de como viviría el resto de su vida. Usó la ruta de basura para planear robos a bancos y finalmente concibió la filosofía que lo seguiría hasta la muerte: "La gente muerta está toda al mismo nivel".

El primer crimen.
El 30 de noviembre de 1957, Starkweather fue a una estación de servicio en Lincoln, donde intentó comprar un perrito de peluche para Fugate usando crédito. Robert Colvert, dependiente de la estación, se negó a aceptar crédito; lo que enfureció a Charles.
A las 3 de la mañana del primero de diciembre, regresó a la estación armado con una escopeta recortada. Inicialmente dejó el arma en el auto, entró a la estación y compró cigarrillos. Después de eso condujo por el camino, regresó y compró un paquete de goma de mascar para repetir el acto una vez más. En el último intento, se estacionó lejos de la estación, cubrió su rostro con una bandana y entró a la estación con una bolsa en la mano; robando cerca de cien dólares y secuestrando a Colvert.
Condujo hasta un área remota a las afueras de Lincoln y obligó al hombre a salir del auto.
En este lapso, Colvert luchó con Starkweather e intentó quitarle el arma, pero durante la lucha el arma se activó sola y le voló las rodillas al dependiente. Charles decidió matarlo entonces con un disparo a la cabeza.
Starkweather después confesaría que tras el asesinato, creía haber trascendido a un nuevo plano de existencia en el cual estaba por sobre de la ley. También confesó el robo a Fugate y le dijo que alguien más había matado a Colvert, pero la chica se rehusó a creer la historia.

1958: Los asesinatos.
El 21 de enero de 1958, Starkweather visitó a Fugate en su hogar. Al no encontrarla en casa, discutió con los padres de la joven, Velda y Marion Bartlett, quienes le dijeron que se alejara de su hija. Starkweather, furioso, le disparó a los Bartlett con su escopeta y procedió a estrangular y apuñalar a su hija de dos años, Betty Jean.
Luego de que Fugate llegó a casa, Charles le contó de lo que había hecho y fueron a esconder los cuerpos en varios lugares detrás de la casa. Permanecieron en el lugar por seis días, desviando la atención de los vecinos con una nota escrita por Fugate, la cual pegó a la puerta y decía: "Aléjense. Todos están enfermos con gripe - Velda Bartlett". Esto fue sospechoso para la abuela de Fugate, que contactó a la policía local, pero para cuando los uniformados llegaron el 27 de enero, Starkweather y su novia ya habían huido.
La pareja condujo hasta una granja en Bennet, Nebraska, propiedad de August Meyer; un anciano de setenta años amigo de los Starkweather, a quien Charles mató con un disparo a la cabeza. Escaparon de ahí y abandonaron su auto en un área lodosa. Al poco tiempo, Robert Jensen y Carol King, dos adolescentes locales, se detuvieron para darles un aventón.
Starkweather los obligó a ir a un refugio para tormentas donde él mató a Jensen y Fugate a King. Robaron el auto y escaparon de Bennet.
Sus siguientes víctimas fueron Clara Ward y Lillian Fencl, a quienes apuñalaron en casa del empresario C. Lauer. Al volver a casa, Lauer fue abatido a tiros por Starkweather, mientras que Fugate llenó el Packard 1956 del empresario con joyería robada; para posteriormente huir de Nebraska.
Para entonces, todas las agencias de policía en el condado Lancaster ya habían iniciado una cacería casa por casa con el fin de capturar a los asesinos. El gobernador de Nebraska contactó a la guardia nacional, y el jefe de policía en Lincoln condujo una búsqueda calle por calle de la ciudad. Se reportaron avistamientos esporádicos de la pareja, pero la policía de Lincoln fue incapaz de atraparlos.
Charles y Fugate debían abandonar el Packard para evitar llamar la atención y encontraron un Buick al lado de la autopista a las afueras de Douglas, donde dormía el vendedor viajero Merle Collison. Starkweather mató a Collison, pero no pudo conducir el Buick debido a que no era familiar con ese tipo de vehículos. Un conductor que pasaba por ahí se ofreció a ayudarles, a lo que Starkweather respondió amenazándolo con su rifle.
Fue entonces que el alguacil William Romer pasó por ahí y se detuvo. Fugate se le acercó y fingió ser la víctima, gritando y llorando que Starkweather acababa de matar a un hombre, y que quería matarla. Para entonces, Charles ya había subido de nuevo al Packard y conducía de vuelta a Douglas.
Romer ordenó un bloqueo del camino y arrancó tras él en persecución. El jefe de policía Robert Ainslie, que estaba de patrulla con el sheriff Earl Heflin del condado Converse, recibió la llamada de Romer.
El Packard pasó por delante de ellos de camino a Douglas, lo que desató una persecución a velocidades superiores a los cincuenta kilómetros. Al disparar, Heflin le abrió un agujero a la ventana trasera con su carabina, y Starkweather se detuvo abruptamente a mitad de la carretera.
Los oficiales se estacionaron cautelosamente detrás del Packard y esperaron a que Starkweather saliera. Le dijeron que se rindiera y subiera las manos, pero no lo hizo. Ainslie disparó a sus pies y le dijo que se echara al suelo, pero Charles se llevó las manos instintivamente a la bolsa; buscando un arma que guardaba ahí. Ainslie le disparó nuevamente y en esa ocasión sí se tiró al piso.

"Pensó que estaba desangrándose hasta morir. Por eso se detuvo. Ese es el tipo de bastardo cobarde que es."
-Sheriff Earl Heflin.

Juicio y ejecución.
Durante su declaración inicial, Starkweather dijo que Fugate era su rehén y no tenía nada que ver con los asesinatos, aunque fue cambiando la historia conforme la repetía; y finalmente justificó contra ella durante un juicio.
Fugate sin embargo, sostenía que él la mantuvo prisionera bajo amenaza de asesinar a su familia, que ella supuestamente ignoraba que ya habían fallecido. El juez Harry A. Spencer no creyó la historia de Fugate, pues la chica tuvo varias oportunidades para escapar. 
A Charles se le sentenció a muerte por el asesinato de Robert Jensen, y Fugate recibió una cadena perpetua el 21 de noviembre de 1958, aunque eventualmente se le liberó en 1976 tras una apelación posterior.
Starkweather fue ejecutado en la penitenciaría estatal de Nebraska, a las 12:01 del 25 de junio de 1959. Fugate fue liberada en 1976 tras servir 18 años de sentencia en el centro correccional de Nebraska para mujeres en la ciudad de York. Con el tiempo se estableció en Lansing, Michigan, se cambió el nombre y consiguió empleo en un hospital. Jamás se casó y se rehúsa a hablar de los crímenes. 
Charles Starkweather está enterrado en el cementerio Wyuka en Lincoln junto a cinco de sus víctimas: los Bartlett y la pareja Ward.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Felícitas Sánchez Aguillón - La descuartizadora de la Colonia Roma.

Felícitas Sánchez Aguillón
Felícitas Sanchez Aguillón puede no ser tan conocida como las Poquianchis, la Mataviejitas u otras asesinas seriales mexicanas; pero no por ello sus crímenes cometidos durante la primera mitad del siglo pasado resultan menos crueles.
Al contrario, a diferencia de otras asesinas, los blancos de Sánchez Aguillón no eran ancianas o clientes de prostíbulos y prostitutas; si no niños recién nacidos o nonatos, a quienes ejecutaba por órdenes de las madres que buscaban abortarlos. Este dantesco comportamiento rápidamente le ganó seudónimos como "la trituradora de angelitos" o "la ogresa de la Colonia Roma"; y se dice que llegó a cometer más de cincuenta infanticidios, aunque los rumores apuntan a que debido a las circunstancias en que los cometía; la cifra actual podría ser mucho mayor.

La vida de Felícitas Sánchez.
Nació a finales del siglo XIX en una zona agreste del estado de Veracruz, el pequeño poblado conocido como Cerro Azul; y los detalles de su vida son desconocidos, con excepción de una relación de rechazo por parte de su madre que bien pudo haber sido la causa de su aberrante comportamiento.
Se sabe que era cruel con animales, disfrutando en particular al envenenar perros y gatos callejeros. Más tarde, durante la primera década del siglo XX, Felícitas obtiene el título de enfermera y empieza a laborar como partera en Veracruz; donde al poco tiempo se casa con un hombre pusilánime y sumiso llamado Carlos Conde. De esta relación nacieron dos gemelas que fueron vendidas por la mujer para solventar un poco la mala condición económica que tenían; lo que a Conde no le pareció y lo condujo a divorciarse de ella.
Nunca se supo qué ocurrió con las niñas, aunque Felícitas dijo jamás haber asesinado a alguno de sus hijos.
Felícitas Sánchez era una mujer de apariencia fea, descrita como "una bruja con ojos saltones, gorda, fea y repugnante"; de carácter fuerte, tendencias misántropas y comportamiento desagradable. Pese a ello, llegó a tener varias relaciones a lo largo de su vida, siendo todos estos cómplices de sus crímenes.
Después de separarse de Conde, decidió emigrar hacia la Ciudad de México en 1910; donde se estableció en la calle Salamanca de la Colonia Roma. Ahí rentaba una habitación en un departamento, el cual compartía con una mujer que rara vez estaba en casa. Eso le permitía tener el tiempo y espacio necesario para desempeñarse como partera y más adelante, cometer sus crímenes.
El trabajo de Felícitas era tan bueno que con el tiempo llegó a tener clientes de familias adineradas, lo que llamó la atención de los vecinos del edificio. Otro detalle en particular fue que las cañerías del edificio solían taparse constantemente por alguna razón; situación que Felícitas arregló al contratar a un plomero; y que del departamento llegaba a salir un humo negro muy fétido en alguans ocasiones.
La fama de Felícitas se extendió por la ciudad. Llegó a practicar abortos clandestinos y hacía visitas a domicilio en los barrios de clase más alta de la ciudad; atendiendo a las mujeres sin importar qué tan avanzado estaba el embarazo.
Durante este tiempo comenzó a traficar no solo con los niños que ayudaba a traer al mundo, si no con otros pequeños que eran vendidos por sus padres para salir de problemas económicos. Por este motivo fue detenida en dos ocasiones por intentar vender bebés; pero salió libre bajo fianza en ambas veces.
Con el dinero obtenido por los abortos, consultas y el tráfico de pequeños; Felícitas abrió una tienda que también fungía como clínica clandestina, a la cual llamó "La Quebrada".

La Ogresa.
Periódico narrando los crímenes.
El 8 de abril de 1941, la alcantarilla del edificio donde vivía Felícitas se tapó, lo que llevó al dueño de una tienda de abarrotes en el primer piso a llamar a albañiles que levantaran el piso del negocio para acceder a la claca. Lo que vieron al levantar las losas bastó para helarles la sangre y traumatizarlos de por vida: la alcantarilla se encontraba bloqueada por un tapón fétido compuesto por carne en descomposición, gasas y algodón. Incluso encontraron un pequeño cráneo de bebé flotando entre la porquería.
Felícitas era la única sospechosa debido a la naturaleza de su trabajo. Al catear su departamento, encontraron en su habitación un altar digno de una película de horror: velas, agujas, ropa de bebé, un cráneo humano y fotografías de sus víctimas a manera de trofeos. Felícitas no fue atrapada de inmediato, pues se había dado a la fuga.
Dos días después, el 11 de abril de 1941, el plomero cómplice de la partera fue capturado e interrogado. No fue hasta ese día que se revelaron las circunstancias de los crímenes y la frialdad con que Felícitas ejecutaba a sus víctimas: Solía bañar a los pequeños con agua helada, les negaba el alimento y cuando les daba de comer, no le importaba usar carne y leche caducas. Cuando los asesinaba, usaba toda una variedad de métodos entre los que iban envenenamiento, asfixia, estrangulamiento, desuello o incluso los quemaba vivos. Ya una vez que los niños fallecían, los descuartizaba y arrojaba los restos a las alcantarillas o en depósitos de basura.
El humo negro que salía de su ventana se debía a que en ciertas ocasiones los quemaba para no dejar rastros. 
Felícitas es capturada ese mismo día junto a su amante, apodado "El Güero"; con quien tuvo a una tercera y última hija en 1939. 

Permaneció detenida hasta junio de 1941, siendo aislada del resto de la población del reclusorio; la cual buscaba hacerla pagar por sus crímenes. En este periodo, Felícitas casi perdió la razón; y su comportamiento se transformó en el de, irónicamente, una niña que solo pedía a gritos que la dejaran salir de la cárcel. 
Felícitas salió libre gracias a que su abogado amenazó con revelar la lista de clientes de la mujer; entre los cuales aparecían figuras de la política y el medio artístico. Además de ello, los restos humanos usados como evidencia desaparecieron misteriosamente de los almacenes de la policía. No se le encontró culpable de asesinato; solo se le achacaron los cargos de aborto, inhumación ilegal de restos humanos, delitos contra la salud pública y negligencia médica; que fueron suficientes para que pudiera salir bajo fianza.
El ex-esposo de Felícitas, Carlos Conde, cubrió la fianza de seiscientos pesos; que en el día actual equivaldrían a casi seiscientos mil (cerca de cincuenta mil dólares).

Últimos días y muerte.
Pese a salir libre, todo el estilo de vida que había disfrutado en los últimos años se fue por el drenaje. La opinión pública la repudiaba, sus vecinos la atacaban y sus clientes jamás volvieron a verla. Sabiendo que había perdido todo, el 16 de junio se suicidó tomando una sobredosis de Nembutal durante la madrugada.
Se sabe que su hija quedó bajo la tutela del estado y creció hasta convertirse en una persona normal.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Lizzie Borden.

Lizzie Borden (1860-1927)
Lizzie Borden es posiblemente una de las asesinas más famosas en la historia de los Estados Unidos. Aunque no haya sido tan prolífica como otras mujeres, es conocida por el salvajismo con el cual mató a su padre y madrastra; y por la especulación surgida en torno a las extrañas circunstancias del crimen en la casa Borden.

Lizzie nació en 1860 en el seno de la familia Borden, una estirpe de exitosos dueños de compañías textiles, propietarios de bienes raíces y banqueros de la época. El padre de Lizzie, Andrew Jackson Borden; era director del Durfee Safe Deposit and Trust Co., y se cree que al momento de morir sus propiedades valdrían lo que hoy equivaldría a más de siete millones de dólares.
Pero pese a su riqueza, Andrew Borden era un hombre bastante conocido por su tacañería. Su casa no contaba con drenaje y prefería vivir en una zona conocida de la localidad de Fall River, Massachussetts para estar cera de su negocio.
Lizzie y su hermana mayor, Emma Lenora Borden, crecieron como personas relativamente religiosas; y la misma Lizzie estuvo involucrada con darle clases de catecismo a los hijos de inmigrantes recién llegados a Norteamérica, en organizaciones cristianas y la WCTU (La Unión Temperance de Mujeres Cristianas); así como otras misiones religiosas.
Andrew Borden se casó al poco tiempo de que la madre de Lizzie y Emma falleciera por complicaciones de salud; esta vez con una mujer llamada Abby Durfee Gray. Se sabe que la relación entre las hermanas Borden y su madrastra no era la más cordial, y que la misma Lizzie creía que Abby se encontraba tras el dinero de su padre. 
En el interrogatorio posterior al asesinato, la doncella de los Borden testificó que Lizzie y Emma rara vez comían con sus padres, y que en 1892 Andrew Borden ordenó que las palomas en la granja de la familia (propiedad de Lizzie) fueran sacrificadas para evitar que los niños locales entraran a la propiedad con el fin de cazarlas con resorteras.
En julio de ese mismo año, Andrew envió a sus hijas de "vacaciones" forzadas a la población de New Bedford. La tensión en la familia se volvió insoportable, en especial luego de que Andrew regalara propiedades de bienes raíces a la familia de Abby; siendo la más grande una casa que la hermana de Abby vendió al poco tiempo por una suma de lo que hoy serían 130,000 dólares.
La noche anterior a los asesinatos, John Vinnicum Morse, hermano de la fallecida Sarah Borden; visitó a la familia para discutir asuntos de negocios con Andrew. Algunos testigos especularon que la discusión sobre una propiedad en particular pudo haber agravado la situación.

El crimen.
El cuerpo de Andrew Jackson Borden.
La mañana del jueves 4 de agosto de 1892, Bridget Sullivan, la doncella de los Borden; se encontraba descansando en su habitación del tercer piso tras haber limpiado todas las ventanas de la casa, cuando a eso de las 11:10 de la mañana escuchó a Lizzie gritando desde el piso inferior:
"¡Maggie, ven rápido! ¡Padre está muerto! ¡Alguien vino y lo mató!"
Lizzie tenía la tendencia a llamar "Maggie" a Bridget, en honor de una doncella anterior. Al llegar a la escena, Bridget encontró el cuerpo de Andrew tendido sobre un sillón, con once profundas heridas producidas por un hacha. Uno de sus globos oculares había sido partido en dos y las heridas aún sangrantes sugerían que el ataque había tenido lugar poco tiempo atrás.
El cuerpo de Abby Borden.
Bridget acudió con una vecina por ayuda, y ya de regreso a la casa se encontraron el cuerpo de Abby Borden tirado boca abajo en el piso de la habitación de huéspedes. Al llegar los agentes policiales, estos sospecharon de Lizzie por la extraña actitud tranquila y las coartadas contradictorias y cambiantes de Lizzie. 
De acuerdo a la investigación forense, Abby pudo haber encarado a su asesino durante el ataque. Fue golpeada con la hachuela en un costado de la cabeza justo por arriba de la oreja. Al caer boca abajo, fue golpeada diecinueve veces más en la parte posterior del cráneo.
En el sótano se encontraron dos hachuelas, dos hachas y una tercera hachuela con el mango roto. Se creyó que esa última había sido el arma del crimen, pues el mango parecía haberse roto recientemente y no tenía polvo en la cabeza a diferencia de las otras armas. 
Esa noche, un oficial de policía vio a Lizzie yendo al sótano e inspeccionando los cajones donde se había colocado la ropa sangrienta de sus padres. El 6 de agosto, una búsqueda extensiva de la casa reveló unas cuantas cosas más; mientras que al día posterior a ese una doncella encontró a Lizzie quemando un vestido en la estufa del horno. Lizzie rápidamente dijo que lo quemaba porque había sido manchado con pintura, y jamás se logró determinar si había vestido con él durante los asesinatos.

El juicio de Lizzie Borden.
El juicio contra la supuesta asesina comenzó el 5 de junio de 1983, determinándose los siguientes puntos:
  • La cabeza de hachuela encontrada en el sótano no pudo ser probada como el arma homicida. 
  • No se halló ropa manchada entre las pertenencias de Lizzie. 
  • De acuerdo a Bridget, Lizzie se encontraba con su padre en la habitación donde este último fue hallado a eso de las 11:00 de la mañana. Simon Robinski, un vecino, testificó que a esa hora había visto a Lizzie dejando el granero detrás de la casa; por lo que la descripción de Bridget no concordaba en lo absoluto.
  • Hubo otro asesinato con hacha en la localidad unos días antes del juicio, aunque se comprobó que el asesino en cuestión no se hallaba cerca de Fall River cuando los Borden fueron asesinados.
  • Se excluyó la evidencia de que Lizzie había comprado un fuerte ácido para limpiar, según ella, una capa de piel de foca; en una farmacia local el día antes de los crímenes.
  • Debido a que se sabía que los Borden se enfermaron poco antes de los asesinatos, se analizaron los contenidos de sus estómagos para buscar rastros de veneno. No se encontró nada.
  • Las cabezas de las víctimas fueron removidas durante la autopsia y los cráneos usados como evidencia durante el juicio (se dice que Lizzie se desmayó al verlas).

El 20 de junio, tras una extensiva consideración, el jurado concluyó que Lizzie era inocente.
Años más tarde, el autor de misterio Ed McBain escribió en su novela "Lizzie", que el motivo de los crímenes podría haber sido que Lizzie fue descubierta teniendo una relación lésbica con la doncella. McBain especuló que Abby Borden encontró a Lizzie y Bridget Sullivan en la cama, y que al verse sorprendida; Lizzie decidió asesinar a su madrastra. Después pudo haberle confesado la verdad a su padre, pero al ver la reacción de desagrado y cólera de este, tomó un hacha y lo asesinó.
Esto concuerda con el rumor popular durante los últimos años de su vida, de que Lizzie era lesbiana y fue abusada sexualmente por su padre durante la niñez. 

Los últimos años de Lizzie.
Luego del juicio, las hermanas Borden se mudaron a un barrio conocido como "La Colina" en Fall River, y Lizzie comenzó a usar el seudónimo de "Lizbeth A. Borden". Al morir tanto Abby como Andrew, la fortuna de este pasó a ser parte de sus hijas; aunque una parte considerable fue usada para pagar ciertos estipendios a la familia de Abbie.
Lizbeth fue atacada por la sociedad constantemente, y en 1897 volvió a la atención pública cuando se le acusó de robar en una tienda de Providence, Rhode Island. En 1905, Emma se mudó luego de un argumento con Lizbeth tras que esta diera una fiesta sorpresa en honor de la actriz Nance O'Neil.
Lizbeth y Emma jamás volvieron a verse.
El primero de junio de 1927, Lizbeth murió de neumonía en Fall River. Nueve días más tarde, Emma murió de una nefritis crónica a la edad de 76 en un asilo de Newmarket., New Hampshire. 

Los fantasmas de la casa Borden.
El Museo Lizzie Borden hoy.
El sitio donde Lizzie mató a sus padres aún existe hasta hoy, y se le conoce como el Lizzie Borden Bed and Breakfast Museum. Los turistas pueden tomar un tour de la vieja casa e incluso pasar una noche en el cuarto donde Abby fue asesinada.
Tanto huéspedes como trabajadores del lugar narran encuentros con lo inexplicable en su interior. Algunos han escuchado los sollozos de una mujer, otros más han visto a una dama de la época victoriana sacudiendo los muebles y acomodando las cobijas en las camas; esto último incluso ha ocurrido mientras hay personas durmiendo en ellas.
Se escuchan pisadas en las escaleras y el piso superior, aún cuando se sabe que la casa está vacía. Las puertas se abren y cierran, se puede escuchar conversaciones en voz baja provenientes de habitaciones vacías e incluso se ven sombras en los pasillos.
Una experiencia en particular es la de un hombre que no creía en los fantasmas y que acompañaba a su esposa de vacaciones. El matrimonio decidió pasar una noche en el hotel, y mientras se encontraba desempacando, volteó a ver la cama y se encontró con que las cobijas habían sido desacomodadas como si alguien se hubiese acostado; pese a que el hombre estuvo en la habitación y no hubo forma de que alguien pudiera entrar. 
Al acercarse, notó con horror que las cobijas no solo presentaban pliegues que coincidían con las curvas de un cuerpo humano, si no que en la almohada claramente se veía un hundimiento como si alguien hubiese recostado la cabeza en ella.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

El Chalequero.

Fotografía del Chalequero tomada en 1910.
Durante la penúltima década del siglo XIX, la Ciudad de México se vio atormentada por un prolífico asesino serial conocido popularmente como "El Chalequero" por su extraña forma de vestia. El Chalequero asesinó con saña particular a más de veinte mujeres en el lapso de tiempo entre 1880 y 1888; todas ellas prostitutas.
De manera curiosa, el Chalequero fue contemporáneo de un asesino mucho más famoso con un modus operandi similar: Jack el Destripador, lo que le ganó el nombre de "El Destripador mexicano" o "El Destripador del Río Consulado".

Los inicios.
La historia del Chalequero comienza en 1840, con su nacimiento en algún sitio del Bajío mexicano. Francisco Guerrero Pérez fue el decimoprimer hijo de una madre golpeadora y un padre desobligado; y creció rodeado de carencias.
Al cumplir 22 años, Guerrero decide migrar a la Ciudad de México en busca de un mejor futuro; y eventualmente consiguió trabajo como zapatero. Vivía en la colonia de Peralvillo, donde pronto se labró una reputación como un hombre de temer, de comportamiento misógino y proclive a las relaciones extramaritales (sí, estuvo casado con una mujer de nombre María, con quien tuvo cuatro hijos) y a los encuentros como prostitutas. 
Guerrero actuaba de manera educada para ganar la confianza de sus víctimas, y al ser interrogado por la policía tras su captura sorprendió por la elocuencia e inteligencia que presentaba; además de no tener rastro alguno de problemas mentales. De manera interesante, cabe mencionar que por su condición social al crecer, el Chalequero era prácticamente un analfabeta.
Sin embargo, quienes lo conocían sabían que el hombre era una bestia en toda la extensión de la palbra: Un ser pendenciero, vil, ególatra y manipulador que sabía usar todos sus dotes para enamorar a sus víctimas y amantes; presentándose siempre como un hombre tranquilo y pulcro.
El Chalequero consideraba a las mujeres como juguetes sexuales, una forma de satisfacer sus más bajos deseos carnales. Esto, sumado a la crueldad y salvajismo de sus crímenes, eran indicativos de una misoginia obtenida por los malos tratos y el rechazo de su madre, lo cual degeneró en un rencor hacia el sexo femenino al crecer.
De manera retorcida, se rodeaba de sexoservidoras pero también las consideraba pecadoras; ya que según él, el matrimonio era algo sagrado y las mujeres debían ser fieles a sus maridos. También consideraba el adulterio como algo que debía ser castigado con la muerte, y por ello desataba su crueldad con prostitutas; ya que consideraba que eran escoria por ser incapaces de mantenerse fieles a un hombre.
El apodo del "Chalequero" proviene de que siempre vestía de manera extraña, con pantalones entallados, fajas de varios colores y chalecos de tipo charro.

Modus Operandi.
Como ya se mencionó previamente, el modo de operar del Chalequero era similar al de su contraparte londinense, Jack el Destripador. Guerrero abordaba a prostitutas bajo la excusa de que quería tener relaciones con ellas. 
Ya en privado, las ataba y violaba, para después asesinarlas de manera sanguinaria. En algunas ocasiones llegó a decapitar a algunas usando un cuchillo para curtir piel (de su trabajo como zapatero) y arrojaba los cuerpos destrozados a las aguas del aún existente Río Consulado.

1888: La captura y la denuncia de la lavandera.
El 13 de febrero de 1888, Guerrero fue capturado por la policía tras ser denunciado por los vecinos de una de sus víctimas, Murcia Gallardo. Murcia era una joven dedicada a la prostitución y que fue vista por última vez en compañía de Guerrero.
Durante el proceso de juicio en su contra llegó una nueva denuncia proveniente de una lavandera de nombre Emilia, la cual fue agredida por Guerero mientras caminaba de regreso de una peregrinación a la Villa de Guadalupe. No se pudo comprobar su responsabilidad por los asesinatos de las demás mujeres, ya que Guerrero negó haber cometido los crímenes; pero sí se le condenó por el asesinato de Murcia Gallardo y la agresión a la lavandera. 
Se le declaró a muerte, pero Porfirio Díaz en persona revocó la sentencia y ordenó que se le enviara 20 años a la prisión de San Juan de Ulúa; de donde fue liberado por error en el año de 1904.

1908: El asesinato de Antonia.
El 13 de junio de 1908 volvió a ser apresado, esta vez culpable por el asesinato de una anciana a la que solo se le conocía como Antonia y que fue encontrada a orillas del Río Consulado. Guerrero dijo que la mujer solo "lo había hecho enojar" y por eso la mató.
Pero la captura de Guerrero no llegó por descubrimiento de la policía, si no de un reportero que se dio cuenta de que el asesinato de Antonia coincidía con la veintena de crímenes cometidos por el Chalequero casi dos décadas atrás; y se le detuvo cerca del sitio del crimen. 
Para mala suerte de Guerrero, un niño vecino fue testigo de la violación y el asesinato de la anciana mientras arreaba a su ganado cerca del río. Un par de mujeres también vieron a Guerrero lavándose en el río para quitarse las manchas de sangre que cubrían su rostro y brazos. 
Así, a Guerrero se le volvió a sentenciar a muerte y se le apresó en la prisión de Lecumberri. 

La muerte del Chalequero.
Encabezado del día que murió el Chalequero.
Guerrero fallece en el año de 1910, con 70 años de edad; tras ser descubierto inconsciente en su celda de Lecumberri. Se le transportó al Hospital Juárez, donde murió poco tiempo después.
Las teorías sobre su muerte son varias. Se maneja que falleció por tuberculosis, tifoidea o por un golpe en la cabeza. Esta teoría es la más aceptada pues en la autopsia se descubrió que había sufrido una trombo-embolia cerebral.