jueves, 16 de noviembre de 2017

Fantasmas en centros comerciales.

La Niña Ensangrentada.
Entre los asiduos a la tienda Wal-Mart de Oxnard, California; circulan historias de encuentros con un espectro que a muchos les helaría la sangre con solo imaginarlo:  Una niña que lleva un vestido ensangrentado y que juega con las mercancías del pasillo de juguetes.
Quienes la han visto, aseguran que el fantasma aparece cuando alguien entra al pasillo de juguetes, y además de su apariencia escalofriante; tiende a voltear a mirar a las personas con ojos completamente blancos antes de sonreírles de forma juguetona y desaparecer. Nadie sabe su identidad o porqué está ahí, pero los que saben de la leyenda o la han visto, aseguran que fuera de su apariencia escalofriante; el fantasma no parece ser malévolo y tampoco irradia un aura de negatividad. Entre los empleados, se dice que la niña puede haber sido asesinada en el prado donde años después se construiría la tienda.
Otros sostienen que al ser todavía pequeña, pues quienes la han visto aseguran que no pasa de los diez años, se entretiene jugando con los objetos en los anaquels de la sección infantil.
Aún así, y mientras no exista una versión oficial sobre su identidad, los trabajadores insisten que es preferible dejarla en paz; pues jamás ha agredido a alguien.

El alma de Panorama City.
Cerca de ahí, en Panorama City, existe otro Walmart que fue construido sobre lo que anteriormente había sido un centro comercial abandonado. Este enorme local cuenta con la distinción de ser uno de los pocos Supercenters de Walmart que cuentan con más de un piso; y además es una de las tiendas más embrujadas en los Estados Unidos.
Los primeros reportes emergieron al poco tiempo de ser inaugurado, e involucraban sucesos usualmente relacionados con fantasmas y Poltergeists; como mercancía que caía de los anaqueles sin explicación alguna, olores fétidos y puntos gélidos aún en los calurosos días del verano californiano. A eso se le añadieron voces misteriosas y varios clientes que decían ser 'empujados' por algo invisible en los ascensores. 
De acuerdo con una leyenda urbana de Panorama City, el espíritu es el de una joven que falleció en la tienda Broadway por un ataque cardiaco; y su espíritu inquieto es tan poderoso que forzó a la administración de Walmart a clausurar el acceso al tercer piso para evitar más ataques a empleados y visitantes; pues estos iban en aumento.
En una historia en específico, un comprador dijo haber visto a una joven de cabello largo y rubio observando la mercancía en un estante de ropa mientras iba de camino al ascensor. Para su desconcierto (y terror), al salir del ascensor en el cuarto piso, se encontró frente a la misma joven; quien lo miró y sonrió de manera casi demoniaca y después se desvaneció.

El Hombre Desgarrado.
También en California, la tienda de la cadena Save-Mart en Chowchilla es hogar de un espectro horriblemente mutilado al cual se le conoce como 'el Hombre Desgarrado'; por las marcas de cuchillas o zarpas que deforman su rostro.
Al ser una tienda de veinticuatro horas, el ente ha sido visto en numerosas ocasiones no solo por visitantes y personal, sino cámaras de circuito cerrado y digitales; siempre merodeando la zona en torno a la sección de productos congelados. Aquellos que han tenido la mala suerte de encontrárselo, aseguran que tiene la apariencia de un hombre adulto que fue atacado por un animal con grandes zarpas, y que las heridas en su rostro no sangran pese a ser bastante profundas y terribles.
En una historia encontrada en internet, un ex-trabajador de la tienda narra como él y otro compañero tenían un 'juego' para pasar las horas muertas en la madrugada. El juego consistía en recorrer los pasillos por separado, retando a los fantasmas para que aparecieran. Al principio, la charada no logró más que entretenerlos y de vez en cuando sacarles algún sustito por algún ruido inexplicable; pero esa suerte se acabó en una noche de invierno.
Poco antes del amanecer, uno de los dos empleados caminaba frente a la sección de productos congelados cuando el espíritu apareció frente a él. Sin tiempo para reaccionar, el trabajador permaneció de pie, congelado por el miedo hasta que el espectro abrió la boca y le sopló en el rostro con un vaho que apestaba a carne podrida. El trabajador salió corriendo despavorido de la tienda y jamás volvió a ella.

Los Vándalos.
En otra tienda de Save Mart en la misma región, los empleados llevaban años quejándose de que el sitio estaba embrujado por algo. Durante las noches, los encargados de acomodar la mercancía decían sentirse observados y perseguidos por 'algo'. Cuando la tienda fue clausurada en el 2008, quienes transitaban cerca de la zona después de la medianoche decían que en las ventanas del edificio podían verse sombras y que se escuchaban susurros en el estacionamiento; al grado de que la policía acudió en varias ocasiones a investigar reportes de vándalos que se habían metido a la tienda; solo para encontrarse con que el lugar estaba perfectamente cerrado.

La tienda Yogya.
En mayo de 1998, Indonesia cayó en una serie de disturbios que duraron por dos semanas en las regiones de Java, Sumatra y Jakarta. En uno de los eventos más trágicos, la tienda Yogya del suburbio de Klender, en Jakarta; se incendió mientras cientos de personas se encontraban saqueándola. Cuando las llamas se apagaron y los cuerpos de rescate pudieron entrar, se recuperaron 486 cuerpos achicharrados a lo largo de la tienda.
La tienda fue demolida y un par de años más tarde se construyó un nuevo centro comercial sobre el terreno. Desde entonces, en él se han reportado varios sucesos paranormales que van desde el ruido de muebles que se caen, cristales que se rompen, pasos apresurados y el ruido de alguien al barrer el piso con una escoba de ramas; hasta la aparición de marcas de 'dedos' y huellas de niños con ceniza, así como casos de posesión y la visión de una mujer y su hijo pequeño en los estacionamientos del sótano.

Los lobos de Dimond.
En Alaska, el centro comercial Dimond es hogar no solo de cadenas multinacionales; si no de espíritus y sucesos sobrenaturales dignos de la película Poltergeist. Pues, se asegura que este centro comercial de última tecnología fue construido sobre un antiguo cementerio indígena y, al igual que en la película previamente mencionada; hay quienes sostienen que los cuerpos enterrados ahí jamás fueron movidos.
Durante la construcción, los albañiles encontraron toda clase de artefactos de las tribus nativas de Alaska, así como tumbas y esqueletos que databan de una época anterior a la colonización europea. Hasta el día de hoy, los empleados que permanecen en las tiendas después del cierre, comparten relatos de tambores y flautas que suenan aparentemente de la nada, imágenes fantasmales de nativos que rondan los pasillos, una malvada presencia que sisea como serpiente en los baños y ataca a los visitantes que permanecen en ellos mucho tiempo; pero quizás la más aterradora de todas sea la de la aparición de una manada de lobos fantasmas que corren en estampida por los pasillos.

lunes, 13 de noviembre de 2017

El fantasma de Aizuwakamatsu.

Hace muchos años, en el pueblo de Aizuwakamatsu, vivían un hombre llamado Iyo y su esposa. Eran una familia normal. Al menos, hasta la noche en que un espectro yurei apareció en su casa.

Esa primera noche, la mujer muerta (a quien ni Iyo o su esposa conocieron en vida) apareció en el jardín de la casa. El fantasma empezó a tocar la puerta y a llamar a la esposa de Iyo por su nombre, una y otra vez. La esposa de Iyo, sin embargo, era una mujer bastante brusca y con mal temperamento; por lo que cuando escuchó al fantasma hablándole, salió de la cama y se asomó por la ventana para gritarle.

"¿Quién rayos eres y qué quieres?"

Pero no hubo respuesta más que el espectro repitiendo su nombre una y otra vez.
La mujer, preparada para algo así, sacó una caja de su armario y extrajo de ella un ofuda. Un ofuda es una tira de papel de arroz preparada por un monje japonés, el cual escribe mantras en ella para exorcizar fantasmas y demonios de alguna casa o lugar. La esposa de Iyo, furiosa, salió al jardín y le arrojó el ofuda al espectro; el cual desapareció como si estuviese hecho de humo de cigarrillo.
Pero lejos de ahuyentar al yurei, este siguió atormentando a Iyo y a su mujer. La noche siguiente, apareció en la cocina, emergiendo del fuego en la estufa como una pavorosa figura hecha de llamas. Después, de nuevo en el jardín; donde caminaba sin rumbo, golpeando una campanilla con un pequeño mazo de madera. Esto continuó por varios días hasta que la esposa de Iyo decidió acudir a un templo local y pedir ayuda a los espíritus budistas y los Kamis de la naturaleza; para que estos protegieran su hogar del espantajo.
Rezó fervientemente, y esto al aprecer funcionó pues esa noche el fantasma no apareció.

Lamentablemente, al octavo día, el yurei no solo regresó si no que en esta ocasión se manifestó en la habitación de la pareja; flotando sobre la cama. A mitad de la noche, el espectro flotó hacia la orilla de la cama y empezó a acariciar los pies de la esposa de Iyo. Eso fue la gota que derramó el vaso.
Iyo y su mujer salieron despavoridos de la casa, sabiendo que si el yurei estaba tan cerca de ellos, era porque quería algo o a alguno de los dos. La casa quedó abandonada, pues la pareja decidió irse del pueblo y desaparecer por completo; y nadie supo nunca cuál era la identidad del yurei o porqué acosaba al matrimonio.

domingo, 12 de noviembre de 2017

La historia de Kana.

El terremoto y tsunami posterior del 11 de marzo del año 2011 en Japón, fue la pérdida de vidas humanas más grande en aquél país desde el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial; casi setenta años atrás.
En el año 2014, un periodista británico se dio a la labor de entrevistar a un reverendo japonés tras la racha de reportes de encuentros y sucesos paranormales a raíz del fenómeno del 2011. El monje, identificado únicamente como Kaneda, procedió a contar su historia; de como había sobrevivido al terremoto en el templo y el momento terrible en que un ejército de personas acudió a su templo zen con la intención de enterrar a sus difuntos.
Cerca de veinte mil personas en la comunidad de Kurihara fallecieron durante el siniestro, y durante el mes siguiente Kaneda realizó más de doscientos servicios funerales. De acuerdo a Kaneda, la gente no lloraba ni se lamentaba de lo ocurrido, era como si una sombra de indiferencia hubiese caído sobre el pueblo. El reverendo no pudo hacer más que encogerse de hombros y realizar las ceremonias obligatorias.
Fue esto lo que motivó a Kaneda a realizar un evento que bautizó como 'el café del monje', en el cual él y un grupo de monjes viajaron por las montañas y las aldeas costeras para hablar con las personas y hacerlas sentir mejor. Muchos de los que acudieron a los cafés del monje eran refugiados que ocupaban las frías cabañas preconstruidas de metal que el gobierno japonés les había asignado a raíz de perder sus hogares; y en medio de las conversaciones y consejos de los monjes para que la gente superara su dolor, comenzaron a escuchar toda clase de historias sobre sucesos extraños y encuentros con las víctimas en casas, oficinas de trabajo, escuelas, playas y ruinas. Y experiencias que iban desde pesadillas y sensaciones desagradables hasta posesiones de espíritus:
Un hombre quejándose de algo que caminaba sobre su pecho en las noches. Una adolescente que veía a un niño agazapado en los rincones de su casa. Un hombre que veía los rostros de los muertos en los charcos cada que llovía. Un ingeniero civil que encontró al espíritu de una mujer vestida de rojo en una playa abandonada. Bomberos que acudían a llamadas en domicilios que habían quedado reducidos a escombros. Un taxista que llevó a un espíritu a su hogar. Una anciana que aparecía en los hogares temporales de los refugiados para beber té, y desaparecía dejando un asiento o un colchón empapado con agua de mar.

Kaneda, al igual que muchos sacerdotes de varias religiones, se vio obligado a acudir a llamadas para tranquilizar a los espíritus. Un monje budista inclusive escribió un artículo en el diario de la Universidad de Tohoku cuando el problema de los fantasmas se salió de control; al grado de que el gobierno de las prefecturas declaró que Japón experimentaba una crisis sobrenatural, pese a lo risible y fantástico de la idea.
Y es que en Japón se dice que quienes mueren de forma violenta o antes de tiempo, corren el riesgo de convertirse en Gaki, un tipo de fantasmas chocarreros que viajan entre mundos propagando maldiciones y atormentando a los vivos. Estos seres deben ser aplacados con rituales familiares, pero en muchos casos, líneas enteras de familias se vieron aniquiladas por la ola y estos espíritus terminaron abandonados.
Kaneda procedió a contarle al periodista un caso en particular, el de una joven a quien llamó 'Kana'; y el cual es posiblemente uno de los casos más extremos de posesión en la historia de la parapsicología.

Una mañana de junio, Kaneda recibió la llamada de una joven de nombre Kana, la cual sonaba bastante perturbada. Kana hablaba de suicidarse, porque había cosas dentro de ella. Esa noche, Kana llegó al templo acompañada de su madre, hermana y su prometido; y fue el prometido quien puso al tanto a Kaneda.
Kana trabajaba como enfermera en Sendai, era una joven común y corriente, y cuya familia no había sido afectada en lo mínimo por el tsunami. Pero durante las semanas posteriores al evento, comenzó a quejarse de que 'algo' estaba metiéndose en ella; de que había presencias invisibles en torno a ella. Mientras hablaban, Kana perdió la consciencia por espacio de unos segundos.
Al despertar, ya no era ella.

"¿Quién eres, qué quieres?" Le preguntó Kaneda. Y lo que respondió, no sonaba como Kana.

El espíritu en cuestión era una joven cuya madre se había divorciado y vuelto a casar. La joven terminó sintiéndose despreciada por su nueva familia, por lo que decidió huir y terminó trabajando en el mundo del Mizu Shobai; los círculos nocturnos de bares, clubs y prostitución de Japón. Ahí, terminó deprimida y cayendo bajo el control de un hombre morboso y manipulador. Sintiéndose sola, la joven se suicidó y su espíritu acabó como un Gaki al ser olvidada por sus familiares.
Kaneda le preguntó al espíritu si quería ir con él, si quería ir a la luz. Condujo a Kana al interior del templo, recitó un sutra y le roció agua bendita. Cuando terminó sus rezos a eso de la una y media de la mañana, Kana había vuelto a la normalidad y su familia pudo volver a casa.

Tres días después, Kana volvió al templo quejándose de un grave dolor en su pierna izquierda y la sensación de ser acechada por algo invisible. Kaneda le pidió que dejara que el ser hablara, y de inmediato la postura y la voz de Kana cambiaron a las de un hombre. El monje entabló conversación con el espíritu, el cual se reveló como un marino de la Flota Imperial que falleció durante la segunda guerra mundial luego de que su pierna fuese herida seriamente por un disparo de artillería americana.
Kaneda habló con el fantasma, calmándolo y entonando los cánticos para exorcizarlo. Reconfortó a Kana luego de eso, pero Kaneda sabía que esto apenas estaba comenzando y que algo en el agua estaba incomodando a los espíritus.

Durante el verano, Kaneda exorcizó a más de veinticinco espíritus del cuerpo de Kana; y con excepción de los primeros dos, todos víctimas del tsunami. Recordó el caso de un hombre de mediana edad que buscaba a su hija, la cual había estado en la escuela cuando se emitió la alerta de tsunami. El hombre intentó conducir a lo largo del camino costero para recogerla, pero fue a mitad del trayecto que la ola golpeó la costa y acabó matándolo. 
"¿Estoy vivo o no?", preguntó el fantasma.
Kaneda le respondió que no, y le informó que habían muerto más de veinte mil personas. Después le preguntó donde estaba, y si había algo qué hacer por él. 
"Estoy en el fondo del mar. Y no puedo subir. La luz es pequeña, hay muchos cuerpos aquí." 
Kaneda conversó con el espíritu por dos horas, invitándolo a considerar el hecho de que ya había fallecido y que debía hacerse a la idea de que el cuerpo que ocupaba era el de una chica cuyos padres estaban preocupados. 

Día tras día, los espíritus ocuparon el cuerpo de Kana una y otra vez. Historias, nombres, direcciones y relatos coincidían con las víctimas en las listas de desaparecidos y defunciones. Un espíritu era el de alguien que había sobrevivido el tsunami pero se suicidó luego de saber que sus dos hijas habían muerto. Otro quería ir al lado de sus ancestros, pero no podía encontrar el camino de vuelta al altar familiar porque su hogar había sido arrasado hasta los cimientos por las olas. Otro hablaba en un dialecto de la prefectura de Tohoku, y estaba muy preocupado por su esposa, la cual vivía en un campamento de refugiados y al parecer coqueteaba con la idea de suicidarse.
En una ocasión, Kana fue poseída por el espíritu de un perro: el cual era la mascota de una pareja que vivía cerca de la planta nuclear de Fukushima. Sus dueños huyeron despavoridos, pero en la prisa por hacerlo olvidaron desatar al perro y este murió lentamente de hambre y sed. 
Lo más difícil, recordaba Kaneda, fue cuando aparecían espíritus de niños. En este caso, la esposa de Kaneda tomaba la mano de Kana y los reconfortaba; diciéndoles que mamá estaba con ellos y todo estaría bien. El primero en aparecer fue un niño muy pequeño, que no entendía lo que se le decía y se limitaba a llamar a su mamá. Otra fuer una niña de siete años, la cual había estado escapando del tsunami junto a su hermano menor pero terminó soltando su mano antes de ahogarse; y temía que su madre se enojara por soltar a su hermano.
"Viene una ola negra. Mami, mami, tengo miedo. Mami, lo siento." Repetía Kana con la voz de la niña.

Para finales de agosto, Kana pareció desarrollar una habilidad para evitar que los espíritus ocuparan su cuerpo, y las visitas al templo se hicieron más escasas. En septiembre, Kana y su prometido se casaron y se mudaron a otro lado. Kaneda jamás volvió a saber de ella.

Los tigres de Fanling.

El tigre del sur de China. 
Anteriormente, ya hemos hablado del fenómeno de los Alien Big Cats o Gatos Fantasma, casos donde se reportan encuentros con tigres, leones, panteras u otros grandes felinos en sitios de donde no son nativos, como Inglaterra o Estados Unidos.
En algunas ocasiones, fenómenos como el Puma de Surrey han sido explicados al aparecer los cadáveres de los animales en cuestión; mismos que han sido trazados hasta ejemplares escapados de granjas y zoológicos, o mascotas de gente adinerada que son liberadas una vez que crecen o se vuelven una carga para sus dueños. Pero, en otras ocasiones, estos enigmáticos carnívoros simplemente desaparecen sin dejar rastro.

En marzo de 1915, Fanling, un suburbio de la antigua Hong Kong británica; se llenó de rumores sobre la existencia de un gran animal carnívoro que rondaba las plantaciones de arroz y los pastizales de la entonces comunidad rural.
Los primeros ataques a vacas y ponies no tardaron en llegar, y si bien se les achacó en un inicio a perros salvajes; fue hasta que el primer humano fue herido que se descubrió la identidad del animal. Una mañana del mes de abril, los granjeros y ganaderos de Fanling despertaron con los gritos de auxilio de un hombre, acompañados de los rugidos de una fiera. 
Algunos cuantos valientes, armados con hoces y machetes, emergieron de sus casas y se encontraron con el terrible espectáculo que tenía lugar en la calle: Un granjero de nombre Sheung Shui, estaba tendido en el piso y sobre él se encontraba un tigre adulto; el cual ya le había arrancado varios trozos de carne.
Después de matar a Sheung Shui y verse enfrentado por humanos, el tigre soltó un rugido y se abalanzó sobre la muchedumbre; matando a varios con sus zarpas e hiriendo a un puñado más de forma tal que casi todos fallecieron al cabo de unos días.  El destacamento local de la administración ingles de Hong Kong, envió a un detective de nombre Ernest Goucher junto a dos oficiales, Singh y Holland. 

Singh y Holland contaban con una gran experiencia al rastrear y eliminar tigres y leopardos en las comunidades rurales de la India, así que se creyó que la solución del caso llegaría pronto. Pero, no solo la cacería se extendió por varios días, sino que los mismos Singh y Goucher fueron asesinados por el tigre durante una noche. Holland se salvó gracias a que descargó su pistola hasta vaciar el cargador, haciendo escapar a la bestia por un matorral espeso.
Tras la desastrosa intervención policial, los ataques continuaron por un mes, hasta que Donald Burlingham; superintendente de Hong Kong, rastreó al tigre por sí mismo y lo liquidó con varios disparos de un potente rifle de cacería. 
La autopsia posterior reveló no solo que el animal sobrepasaba las dimensiones de un tigre de Bengala adulto, sino que además su estómago contenía restos humanos a medio digerir. Luego de ello, se dio por concluido el caso, y la cabeza disecada del tigre de Fanling terminó exhibida hasta el día de hoy sobre la entrada de la estación central de policía en Fanling. 


Con los años, los avistamientos del tigre cesaron hasta 1940, cuando estos animales parecieron regresar en masa y suscitaron toda clase de rumores. Desde que el ejército Imperial del Japón había liberado tigres en la región para hacer huir a los habitantes y así ganar control de Fanling con facilidad, hasta que los animales habían escapado de un circo o eran demonios del inframundo. 
Los zoólogos de la época, sin embargo, coincidieron en que si bien los tigres en Hong Kong resultaban imposibles debido a la gran concentración poblacional de la región y la falta de presas suficientes para mantener a un grupo de estos animales; la región de Fanling entraba dentro del antiguo rango habitacional del tigre del Sur de China, por lo que los misteriosos gatos podían ser los últimos ejemplares de la especie en Hong Kong.
En 1942, un segundo tigre fue asesinado en la aldea Stanley tras atacar la comisaría de policía local. Más adelante, en 1965, un grupo de colegialas se encontraban de picnic en las colinas de Tai Mo Shan cuando vieron a un tigre rondando entre los árboles cercanos a los linderos del parque. La policía, pensando en la posibilidad de futuros ataques a jóvenes y ciclistas que acudían al parque; lanzaron una serie de investigaciones junto a cazadores locales, pero jamás hubo evidencia concluyente sobre la presencia de tigres en la zona.

Para finalizar, existe un reporte más de un felino anómalo en 1976, cuando surgió el rumor en Kowloon sobre una pantera gris, la cual rondaba las calles por las noches y que había sido la causante de que la población de gatos y perros callejeros disminuyera en los meses anteriores. Este animal, cuya descripción no coincide con las del tigre o el leopardo, jamás fue capturado y desapareció sin dejar rastro.
Como dato curioso, en la racha de avistamientos de 1965, un granjero de nombre Chan Pui dijo haber capturado al animal, que en realidad era un perro cruza de pastor alemán y chow; y que había crecido hasta alcanzar un tamaño comparable al de un leopardo macho.