martes, 5 de enero de 2016

La leyenda de Mary Bella y los tacones dorados.

En el pueblo de San Juan del Río, en el estado mexicano de Querétaro, solía vivir una joven llamada Mary Bella en la calle de Abasolo. Mary Bella, que había nacido en una familia de clase alta, hacía honor a su nombre; pues era bastante hermosa, siendo su principal rasgo unos hermosos ojos azules.
Jamás pasó por problemas, carencias o desgracias; pues había tenido la fortuna de pertenecer a una de las familias más conocidas del pueblo; siempre vestía elegantemente, con vestidos carísimos y zapatos de toda clase, entre los cuales destacaban unas zapatillas doradas de tacón. Pero por alguna razón, Mary siempre estaba triste y su principal hobby consistía en ir a caminar por el pueblo por varias horas.
En uno de esos paseos, Mary se encontró con un hombre mal encarado que salía de un local de dudosa reputación. Al verla, el hombre quedó prendado de ella; pero pronto se percató de que no había forma de que ella le correspondiera.
Mary Bella continuó sus paseos por meses, siempre saliendo de casa por las tardes y regresando ya hasta altas horas de la noche. Jamás se le veía acompañada, y ningún caballero intentaba cortejarla pues sabían a qué familia pertenecía. 
Durante un día de septiembre, la joven fue a la estación de ferrocarriles de San Juan del Río, atraída por la noticia de que había llegado un nuevo modelo de tren; una máquina moderna, rápida y extremadamente elegante. Mary Bella permaneció ahí hasta eso de las ocho de la noche, cuando el sol ya había desaparecido y la luna se alzaba brillante en el cielo.
Al darse cuenta de que ya era tarde, decidió correr de vuelta y tomar un atajo para llegar más rápido. Para su desgracia, ese error sería el último en su vida. A mitad del camino, un forajido le dio alcance y la subió por la fuerza a su automóvil. El hombre apestaba a alcohol, y Mary Bella intentó defenderse golpeándolo con un tacón; pero sin resultado alguno.
Furioso y ebrio, el hombre detuvo el auto en un paraje desolado, golpeó a la chica hasta dejarla inconsciente y después abusó de ella. Sabiendo quien era y lo que había hecho, no le quedó de otra más que matar a la hermosa joven.
La familia de Mary Bella movilizó a todo el pueblo para realizar una búsqueda exhaustiva, pero jamás dieron con ella. Del hombre no se supo hasta que, tiempo después, regresó abatido por la culpa y confesó sus crímenes a los padres de la joven; muriendo poco después por una enfermedad.

Hoy, el baldío donde Mary Bella fue ejecutada y enterrada por el criminal, es sede de una unidad habitacional. Y hay quienes dicen que pasada la medianoche, puede escucharse el andar de unos tacones por las calles; acompañados por el reflejo de unos elegantes zapatos dorados.

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