miércoles, 14 de octubre de 2015

Penanggalan.

De la infinidad de vampiros que pueblan el folklore del sureste de Asia, pocos son tan desconcertantes como el Penanggalan o "Hantu Penanggalan". Es similar al Manananggal de las Filipinas, y su nombre significa "remover" o "soltar".
Esta criatura aparece con muchos nombres entre los diversos grupos étnicos de Indonesia. Los balineses le llaman Leyak, los Dayak le dicen Kuyang, los Minangkabau le dicen Pelesit; en Tailandia se le conoce como Kasu o Phi-Kasu, y en Camboya es el Ap.

Descripción.
El Penanggalan es, para todos propósitos, una cabeza de mujer que vuela por los aires y es seguida por sus intestinos y entrañas, los cuales cuelgan tras ella como la cola de una cometa. Todos estos órganos tienen la extraña propiedad de brillar como luciérnagas cuando el Penanggalan se mueve entre la noche.
Se cree que es el resultado de magia negra, y por lo tanto no puede ser clasificado como un fantasma o un no-muerto; pues durante el día es una mujer común y corriente.
Este monstruo se crea cuando una mujer hace un pacto para ganar poderes sobrenaturales. Para cumplir ese pacto, debe evitar probar carne durante cuarenta días; de lo contrario se transformará en un vampiro demoníaco. 
Otra variación de la historia reza que el Penanggalan fue en alguna ocasión una sacerdotisa que tomó un baño ritual en una bañera llena de vinagre. Al meditar, un hombre entró sin advertencia y la asustó tanto que la mujer se sacudió con la fuerza suficiente para decapitarse a sí misma.
Furiosa por lo ocurrido, la cabeza salió volando tras el hombre; con las entrañas arrastrando tras de sí y chorreando veneno. Su cuerpo vacío fue dejado en la bañera, y se dice que por ello el Penanggalan deja un fuerte olor a vinagre por donde pasa; y que si bien vuelve a ser una mujer al amanecer, puede ser reconocida fácilmente por el aroma que desprende.
Finalmente, se cree que también es el alma de una mujer que murió al dar a luz.

Modo de ataque.
El Penanggalan usualmente ataca a mujeres embarazadas y niños pequeños. Siempre que una mujer va a dar a luz, aparece y se posa sobre el tejado de la casa donde está naciendo el niño. Al nacer el pequeño, lanza un grito similar al de la Banshee y entonces vuela al interior de la casa y usa su lengua para succionar la sangre de la madre.
Aquellos cuya sangre es chupada por el Penanggalan contraen una enfermedad que es siempre fatal, mientras que ser tocado por sus entrañas chorreantes produce dolorosas pústulas que solo pueden ser sanadas por un sacerdote o un médico brujo.
Aunque puede consumir carne y sangre de cualquier persona, el Penanggalan prefiere el líquido vital de los bebés y la placenta. Se dice que el este monstruo puede "escurrirse" entre las grietas de las paredes y las tablas del piso de una casa a la hora de buscar a sus víctimas. También pueden usar sus intestinos como tentáculos y látigos.

Protección contra el Penanggalan.
De acuerdo con la tradición de Malasia, la forma más popular de detener el ataque de un Penanggalan es el dejar las hojas espinosas de una planta llamada Mengkuang. Se dice que las espinas de esta planta pueden perforar y atravesar los órganos del monstruo a la hora de que este vuela por los aires.
También se puede dejar piñas en la casa, las cuales evitan que el Penanggalan entre por las paredes o el piso. Una vez atrapado, el monstruo es incapaz de volar y puede ser matado con machetes. Como precaución extra, se deben dejar tijeras o pinzas de acero bajo la almohada de una mujer embarazada, pues el Penanggalan les teme.
Para detectar a uno de estos seres, se debe prestar atención al comportamiento de mujeres sospechosas. Un Penanggalan en forma humana evitará el contacto visual a la hora de hablar con una persona, se lame los labios al escuchar mencionar a mujeres embarazadas o bebés; o sencillamente apestará a vinagre.
Al descubrirse donde vive, se debe esperar a que salga de su cuerpo por la noche y entrar a la casa; con el fin de rellenar el cuerpo vacío con fragmentos de vidrio que se introducen por la cavidad del cuello. Una vez que el vampiro regrese y se inserte en su cuerpo, el vidrio lo destrozará y lo matará. Otra forma de acabar con ellos es cremándolo o santificando el cuerpo, aunque también funciona el prevenir que pueda volver a casa al amanecer.

El Manananggal y el Penanggalan.
Si bien son parecidos y comparten rasgos similares, el Penanggalan difiere de su primo por el hecho de que a diferencia de este, todos los Penanggalan son femeninos. Otra diferencia es que el Penanggalan tiene un ritual específico para volver a su cuerpo, el cual consiste en sumergir sus órganos en vinagre y encogerlos para permitirles caber en el cuerpo hueco.
Tampoco tiene la lengua probóscide del Manananggal, pero a cambio de ello posee colmillos afilados en toda la boca.

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