sábado, 23 de mayo de 2015

El hotel Baker.

El hotel Baker.
Ubicado en la ciudad de Mineral Wells, Texas; el hotel Baker es en la actualidad una ruina abandonada y llena de historias de fantasmas; solo una sombra de su época de gloria a comienzos del siglo XX.
El hotel era considerado el mayor éxito en el estado de Texas, pues no solo sobrevivió al golpe de la gran depresión, si no a la década posterior plagada de problemas financieros y a la segunda guerra mundial. Su historia comenzó cuando en 1925, el hotel Crazy Water fue destruido por el fuego y un empresario de nombre T.B. Baker decidió construir un gran hotel que lo reemplazara.
Cuando fue terminado en 1929, el hotel Baker tenía catorce pisos, 460 habitaciones, dos spas y una piscina olímpica que rivalizaba a cualquier hotel en Nueva York o Los Ángeles.
Fue visitado por múltiples celebridades de la época como Clark Gable, Judy Garland, Marlene Dietrich, Jack Dempsey y los tres chiflados; entre otros que perpetuaron el éxito del hotel a lo largo de la década posterior a la gran depresión y hasta la Segunda Guerra Mundial; cuando gracias a la construcción de una base cercana llamada Fort Wolters, la actividad del hotel se intensificó por el tránsito incrementado en la zona.
En la década de 1950, T.B. Baker se retiró y dejó el hotel a cargo de su sobrino, Earl Baker, que eventualmente cerró el hotel el 30 de abril de 1963. Sin embargo, un grupo de personas de la comunidad se encargó de reabrir el hotel en 1965, aunque dicha tarea falló a largo plazo, pues el hotel registró poca actividad y se vio obligado a cerrar en 1970 por falta de ingresos.
De manera irónica, Earl Baker visitó el hotel por última vez en 1967 y falleció en una de sus habitaciones el 3 de diciembre de ese año; víctima de un infarto fulminante. 
Para 1973, el ejército cerró Fort Wolters y selló el destino no solo del hotel Baker, si no de la población de Mineral Wells. Para los últimos años de la década, la ciudad ya había perdido a un tercio de su población y en 1985 sufrió un golpe económico del cual no se recupera totalmente hasta la actualidad.

Los fantasmas del Baker.
Al igual que cualquier otro hotel con mucha historia, los relatos de aparecidos no se hicieron esperar en las inmediaciones del Baker. El primer reporte es el de una mujer que se manifiesta en el séptimo piso; que fue vista por primera vez en 1950 y se cree es el espíritu de una amante del administrador del hotel.
Se dice que se suicidó saltando desde el techo del edificio, hecho que no ha sido verificado pero se sabe que la mujer se hospedaba en una suite de lujo en la esquina sureste del séptimo piso. Muchos visitantes, trabajadores y exploradores urbanos que han estado en el Baker dicen haber olido su perfume, y que el espíritu tiende a coquetear con hombres de su agrado.
Hace unos años, una mujer que laboró como mucama en el hotel reportó haber visto que en la habitación de la mujer aparecían manchas de lápiz labial en los cristales y espejos; inclusive en épocas que la habitación se encontraba vacía.
La encargada de los tours al edificio en fines de semana, cuenta que en varias noches ha podido escuchar el inconfundible sonido de una mujer caminando con tacones altos por el lobby. Pensando que se trataba de alguna colaboradora, la llamó por su nombre sin éxito alguno. El sonido se detuvo repentinamente y tras una rápida investigación, la encargada se dio cuenta de que estaba sola en la construcción.
Un ex-empleado del hotel cuenta una historia sobre un encuentro con lo sobrenatural durante la época navideña. De acuerdo al hombre, se encontraba arreglando luces navideñas en el séptimo piso, cuando escuchó unos pasos en dirección a él. Al voltear hacia el pasillo de donde provenía el sonido, se dio cuenta de que estaba solo; así que le suplicó a los fantasmas que lo dejaran trabajar en paz, que no quería hacerles daño. Desde esa noche, jamás hubo incidentes eléctricos en la zona.

Otro incidente con los espíritus del Baker tuvieron lugar durante la segunda guerra mundial; cuando un grupo de soldados y sus esposas entraron en una habitación conocida como el "Salón Brazos", que era un salón de baile en el primer piso. Una mujer del grupo se detuvo, miró a su esposo y le preguntó que si había escuchado algo.
Fue entonces que el resto del grupo escuchó ruidos a la distancia: platos y cubiertos tintineando, sonidos de voces y música de orquesta al fondo del salón. A lo largo de los años, muchas personas reportaron haber escuchado estos ruidos; una especie de eco de las épocas de gloria del hotel.
Una joven que trabajaba en el banco local, que daba hacia el hotel; dijo que ella y sus compañeros habían visto que las ventanas del edificio se abrían de vez en cuando y se cerraban por sí solas. Cosa que primero se achacó a un vigilante o encargado de mantenimiento haciendo sus rondas, pero al preguntarle posteriormente a vigilante que impedía el acceso al hotel; éste les contó que no había personal de mantenimiento trabajando en el Baker desde su cierre en 1970, y que no existía una explicación para el fenómeno de las ventanas.

Las investigaciones.
Desde 1990, varios grupos de investigadores, exploradores urbanos, cazafantasmas y entusiastas de lo sobrenatural han conseguido acceso al Baker; y casi todos ellos han experimentado encuentros con lo inexplicable en los pasillos y salones del viejo edificio.
Una psíquica que visitó la construcción confirmó que el Baker estaba embrujado, pero no por personas que hubiesen muerto ahí; si no por aquellos que después de la muerte regresaron a él porque representaba algo importante en sus vidas; y que si bien la mayoría de los espectros que plagan el lugar no quieren ser vistos o escuchados, hay uno en particular que busca tener contacto con las personas.
El espíritu es el de un niño de entre seis y ocho años, y que de acuerdo a la psíquica murió en una habitación en 1933; producto de una fuerte leucemia. El niño va acompañado de un perro lanudo, rebota una pelota de plástico para llamar la atención y que constantemente es "supervisado" por el fantasma de una anciana desconocida que se mantiene cerca de él.
La psíquica dice que hay otro fantasma que por alguna razón quedó en el Baker, el de un piloto de helicóptero en Fort Wolters y que murió en un choque aéreo en Fort Rucker, Alabama; y que por causas desconocidas volvió al hotel.

Otros investigadores han captado cientos de orbs en áreas como el sótano y los pisos superiores; masas de niebla en el salón de baile del piso catorce e inclusive la "imagen" de una anciana en una silla de ruedas en el extremo sur del salón de baile. Según un psíquico, la mujer se lamentaba, repitiendo "No puedo hacerlo" constantemente.
Hay una presencia al final del corredor oeste del quinto piso que busca hacer enfermar a las personas, produciéndoles ataques de tos y una sensación de asfixia si se acercan al sitio. En el otro extremo, al norte del piso, aparece una mujer joven que gusta de seguir a los hombres en los grupos y que 'acosa' a aquellos que le gustan en particular. Otra investigadora dijo que sintió a un espectro tomándola de la mano y tratando de "guiarla" a un salón de baile.
Posteriormente, un psíquico confirmó la presencia negativa en el quinto piso; y explicó que se trataba de un hombre grande y gordo, que quería que todos se fueran del lugar. El mismo psíquico mencionó que había una fuerte impresión de sufrimiento y enfermedad en el área.
Una cámara con sensores de movimiento en el salón Brazos captó cerca de 150 objetos moviéndose en la zona de baile a lo largo de cuatro horas, ¿quizás una repetición fantasmal de algún baile ocurrido en el pasado?
En el elevador del sótano se capturó una psicofonía de un hombre gritando de dolor. Otro grupo volvió a grabar el mismo sonido en el año 2001; en una investigación en que una joven sufrió violentos e inexplicables ataques de vómito hasta que salió del lugar.
En mayo de ese mismo año, un equipo de estudiantes de la preparatoria local pasó una noche de sábado en el Baker; y además de fotografiar cientos de orbs, capturaron la imagen de una mujer con largo cabello rubio.

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